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Imagínese el improbable lector: uno está tranquilamente en su casa, entretenido en sus cosas de jubilata moderadamente feliz, cuando suena e...

  Recuerdo que, siendo niño en Cortes de Navarra, a veces mi madre me mandaba a la tienda a comprar galletas María para el desayuno. Vivíamo...

Creo que en esta bitácora aún no se han cavado trincheras a favor o en contra del negacionismo. Y no es porque el tema no lo merezca con tan...

El mes de agosto ya está más que vencido y estos días que quedan tendrán sabor a lenta despedida por los caminos del robledal y los pinares,...

Hace ya varios años, abrí un archivo fotográfico para coleccionar imágenes de puertas y ventanas. Normalmente, correspondían a viejos edific...

No le extrañe al improbable lector, lo que este jubilata ama con amor de enamorado callado es el silencio de la naturaleza. Silencio que, po...

  Leído al azar en un parque La vida del jubilata está llena de pequeños actos que se quedan en lo anecdótico. Estas anécdotas de la vida co...

  Frente al palacio de cristal, al otro lado del pequeño lago, tres grandes cubos de hormigón, coronados por una cercha que servía para tran...

He leído que Graham Green escribía cada día, de lunes a viernes, quinientas palabras. Ni una más. A ese ritmo pausado, durante veinte años, ...

Hay momento en la vida en que el santo se te pone de culo. Y estos días son de esos en que al perro flaco todo se le vuelven pulgas, así que...