Improbable lector que echas un vistazo distraído a esta bitácora ¿Sabías que, cuatro días después de huir el autócrata tunecino Ben Alí, la agencia de calificación Moody´s degradó la nota de la deuda soberaba tunecina de "Baa2" a "Baa3"? Por su parte, la agencia Fiych Standard & Poor´s y la japonesa Rating and Investiment, pusieron a Túnez bajo "vigilancia negativa". Para entendernos: a los "Mercados" (cuando digo "Mercados", entiéndase "Especuladores de capitales") les sienta mal la libertad de los pueblos. Les desasosiega.
Es "0bsceno", dice el articulista donde leí la noticia, pero es consecuente. El triunfo de la libertad produce "incertidumbre" en los "Mercados", mientras que el control de un país por parte de un dictador da "seguridad". El dictador domestica a los pueblos, a las organizaciones sindicales y a los trabajadores, y la prensa se convierte en correa de transmisión de las consignas del Poder. Dicho en vulgo: Aquí no se mueve ni dios y todos trabajamos para el mismo amo.
Recuérdese 1973 y la toma violenta del poder en Chile por Pinochet: las huestes de Milton Friedman saludaron alborozadas la caída de Salvador Allende. Convirtieron el país en un laboratorio donde experimentar las teorías neoliberales y quedaron muy satisfechos de los resultados. Tanto, que nuestra sociedad es el resultado de aquel experimento. Que la consecuencia del golpe militar pinochetista/kissingeriano fuese la pérdida de libertad y sus consecuencias - persecución política, torturas, asesinatos de disidente y el sometimiento de todo un pueblo -, no dejaba de ser pecata minuta. El "Mercado" funcionó como la seda.
Y es que la libertad es demasiado imprevisible para ser "rentable", excepto cuando se trata de la libre circulación de mercados y capitales. Pero nuestros vecinos del Sur, sin pedir permiso a las agencias de calificación, han optado por la democracia, por muy incierta que resulte, frente a la dictadura, que tanta confianza transmite a los mercaderes del dinero.
Es curioso el desamparo en que quedan los mecanismos del "sistema" cuando éste se desbarata. La televisión oficial tunecina, al descabezarse el poder al que obedecía, no sabía qué actitud tomar, qué noticias debía dar. Faltos de consignas, sus responsables se justificaban diciendo que no podían actuar de otra forma a como se les mandaba y ahora no tenían a quién obdecer. Su desconcierto llegaba hasta el punto que, mientras la prensa internacional daba noticias de la huída del dictador, ellos seguían transmitiendo consignas de un poder ya fenecido. "La Tele es como un prisionero que hubiese salido de la cárcel y no supiese dónde ir", "No tenemos la costumbre de ser libres", son comentarios de algunos periodistas tunecinos, que explican así tal desconcierto.
En fin, la libertad siempre produce desasosiego. Por estos pagos europeos, nuestros sesudos dirigentes andan muy preocupados por temor a que el vacío de poder, que se produce cuando triunfa una revuelta popular, venga a ser ocupado por los islamistas radicales. Lo que, de forma indirecta, sirve de justificación a la necesidad de una autoridad férrea, no sólo para tranquilizar a esos "Mercados", cuanto para liberarnos, a los mansos ciudadanos de este lado del Mediterráneo, del terror a la gumía del sarraceno fanático... Pero no se nos dice que los extremismos religiosos y políticos son consecuencia, al menos en parte, de la reacción a un poder que impide cualquier manifestación de disidencia. Incluso en Túnez, uno de los países árabes más laicos, se empezaba a dar el fenómeno de la observancia religiosa estricta como oposición a un poder corrupto. Es el caso, según leo, de muchachas que usaban el velo islámico, mientras que sus madres, no.
Aunque parezca no tener nada que ver: Los jacobípetas que hacen el Camino, cuando entran en la villa navarra de Obanos, pueden leer sobre la puerta de la muralla: Pro libertate patriae, liberos estote", que era el lema de los infanzones medievales de aquella villa. "Sed libres para que la patria sea libre", - de tiranos y de "mercados", habría que añadir actualmente -. Lema que, sin saberlo, han hecho suyo los tunecinos, y espero que también los egipcios, los yemeníes, los jordanos, argelinos, libios, marroquíes. Hombres libres en un país libre, en árabe y en cualquier idioma.
Inch´Allah!, que dirían nuestros vecinos del Sur.
Completamente de acuerdo!!! La "mano invisible" del mercado se maneja muy bien con la "mano dura" del poder...
ResponderEliminarSaludos!!!