Se refiere el título, claro está, a esas manifas antisistema que a la
gente descontenta le ha dado por organizar, precisamente ahora que la recuperación económica
es un merengue de nata al que cuatro privilegiados le dan lengüetazos. Estas últimas semanas
han sido los pensionistas – jubilatas, en términos coloquiales de esta bitácora
– que siguen/seguimos reincidiendo. Eso a pesar de que, como se ha dicho por
activa y por pasiva, pasta para ellos no hay. Y ahora, las feministas, dispuestas a cambiar el mundo. Todo lo cual es un sinvivir para quienes se apoltronaron en el sistema.
Lo de que a ver por qué sí hay un pastizal jugoso para rescate de bancos autoquebrados, autopistas desiertas, proyectos Castor de don Florentino, sostenimiento de la Iglesia Católica que ha siglos ya olvidó la pobreza evangélica…, todo eso es argumento torticero y malintencionado de cuatro podemitas vendidos al oro de Venezuela y de otros cuatro viejos caducos y en proceso de senilidad galopante… y de cuatro feministas privilegiadas, con trabajo y todo.
Lo de que a ver por qué sí hay un pastizal jugoso para rescate de bancos autoquebrados, autopistas desiertas, proyectos Castor de don Florentino, sostenimiento de la Iglesia Católica que ha siglos ya olvidó la pobreza evangélica…, todo eso es argumento torticero y malintencionado de cuatro podemitas vendidos al oro de Venezuela y de otros cuatro viejos caducos y en proceso de senilidad galopante… y de cuatro feministas privilegiadas, con trabajo y todo.
Un servidor, francamente, a estas manifas que remueven la charca social prefiere las
manifestaciones de don Mariano, que, aparte de jugosas, no alteran la paz
ciudadana y alegran al personal con sus dislates tan bien trabados. Su último
hallazgo de Haré todo lo que pueda y un
poco más de lo que pueda, si es que eso es posible. Y haré todo lo posible e
incluso lo imposible si es que lo imposible es posible, es un modelo de
trabalenguas que difícilmente mejorará el académico de la Real Academia, tan
verboso como echao p’adelante, don Arturo Pérez-Reverte. Hay que recurrir nada
menos que al caballero de la Triste Figura y sus lecturas de libros de caballerías
para encontrar requilorios que lleguen al nivel de ingenio del inquilino monclovita.
La razón de la sinrazón que a mi
razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece que con razón me quejo de la
vuestra fermosura, eran intrincadas razones que a don Quijote le parecían
de perlas y que, sólo porque las trajo a colación don Miguel, las podemos
parangonar con Es el vecino el que elije
el alcalde y el alcalde…etc., etc. Aunque la andanada de Los altos cielos que de vuestra divinidad
divinamente con las estrellas os fortifican, y os hacen merecedora del
merecimiento que merece la vuestra grandeza, que fue secando el poco juicio
del hidalgo manchego, no llega con
mucho al famoso trabalenguas del finiquito diferido de doña Cospedal, joya de
la oratoria política; pieza retórica que hasta se debería enseñar en las
escuelas de pago.
A juicio de los expertos tertulianos de tertulias en torno al pesebre
mediático, la culpa de tanta manifa es de lo de Cataluña, que está perdiendo
fuelle. El personal se está aburriendo de ese drama patriótico en el que un
monarca republicano en el exilio nombra como delfín y sucesor a un héroe aherrojado
en las zahurdas carcelarias del estado opresor. Ni siquiera lo del lazo
amarillo da ya juego, que todos los grupos en protesta tienen cada cual el
suyo. Y si no, ahí está el lazo color mierda 0,25% que han adoptado los
jubilatas para visualizar sus irreflexivas reivindicaciones, y el morado de las féminas que piden paso a marchas forzadas. A menos que no salga la CUP con un golpe de
efecto y tome el Parlament blandiendo la hoz de els segadors, eso del procés ya no hay quien lo remonte. Soy un fui que no
será, podría decirse de ellos.
Aunque alguna luz se vislumbra. Eso de cantar el pasodoble de Banderita tú eres roja, banderita tú eres
gualda en el cole concertado y convertirlo en materia curricular, es un
hallazgo que puede dar sus frutos si se insiste en ello. A condición de que no se
acabe dejándolo en el abandono, como el sentido himno nacional que cantó la
buenorra de Marta Sánchez en el Teatro de la Zarzuela. Aquello duró cuatro tuits
y fue humo de pajas. Y lo de Tabarnia, ya veremos qué recorrido tiene.
Parece razonable, para la gobernanza del país, anteponer el
patriotismo común a los patriotismos periféricos y separatistas. Y para eso, Banderita es muy pegadizo y zarzuelero y
muy entrañable. Muy Bien de chez nous,
que dirían los franceses. Debidamente fomentado, puede durar cuarenta años,
como cuando un servidor era niño y entraba en la escuela pública cantando Montañas nevadas, y marcando el paso con
los zapatos remendados, como pequeños patriotas de la España franquista que
éramos. Que hasta nos daban en el recreo leche en polvo y queso amarillo de la
ayuda americana, de cuando el Invicto les alquiló un trozo de patria a los
yanquis para que fuésemos el Vigía de Occidente.
Pero, en fin, el asunto de hoy era el de las manifas que proliferan a
pesar de que don Mariano hace lo posible por distraernos con su florilegio de
verbosidades ingeniosas. Pero el hombre, por más voluntad que le ponga, no consigue
arrastrarnos, como el flautista de Hamelín, chuflando la tibia de doble caña de
la recuperación económica a dos velocidades. Contumaces y tercos, el personal sigue
empeñado en sus particulares cruzadas reivindicativas. Quizás sea por eso que este
8 de marzo, cuando volvíamos del médico, la santa y yo hemos estado un rato en
la concentración feminista de nuestro barrio. Pero,
bueno, solo ha sido un rato, ¿eh? Tampoco nos pongamos estupendos, que tampoco estamos en edad para poner patas arriba el mundo. Solo, de vez en cuando, alguna patada anticapilatista en los tobillos del sistema, señor Rivera, que por poco me olvido de Vd.
¿Ustedes piensan antes de hablar
o hablan antes de pensar? Ahí queda esa reflexión de don Mariano que me
hago cada vez que me pongo a escribir una entrada a esta bitácora. It’s
very difficult todo esto, me respondo a veces.
Yo estuve en Sol, por la mañana, y había dos manifestaciones, la de las féminas y la de un grupo grande de niños, que esperaban un autobús y que coreaban " Menos deberes y más televisión".
ResponderEliminarYo no sé si a veces primero hablo y luego pienso; recuerdo aquello de que el pensamiento nace en la boca.Pero no lo sé, cuando lo pienso