¿Quién no ha recibido en su correo electrónico -o no ha enviado- una presentación en Power Point? Este jubilata las recibe continuamente. Algunas, pocas, las miro a ver qué tal, pero la mayoría van a la papelera sin abrir. Uno está harto de ver mil veces el Taj Mahal, de paisajes paradisíacos, de chistes ramplones ilustrados y de montones de ocurrencias que corren sin control por la Red.
Pero esta vez ha sido distinto. Hace unos días he recibido una presentación titulada "La fábula de la gallina" en la que aparece una granja donde la gallinita hacendosa se encuentra unos granitos de trigo y pide ayuda a los demás animales de la granja para sembrarlos. Todos se niegan a trabajar, la vaca, el pato, el chancho, el cabrito...; uno, porque tiene asegurado el salario mínimo, el otro porque cobra el paro, el otro porque no quiere dar golpe (ese debe ser funcionario), o porque le pagan por estar de baja médica. Entonces, va la gallinita y siembra los granitos de trigo y nadie quiere ayudarle a recolectar la cosecha, ni a hacer ricos panes con la harina. Más tarde, el chancho, el pato, el cabrito, la vaca..., protestan porque la gallinita tiene más pan del que necesita para comer y exigen que lo comparta. Hacen huelgas, la llaman ladrona y la ponen de egoísta a caer de un guindo. Un fiscal (así lo dice la fábula) le exige repartir y, encima, se le obliga a la pobre gallinita a que soporte todas las cargas fiscales debido a su insultante riqueza. Riqueza que ella creó sin ayuda de los demás animales, no se olvide.
Precioso y certero ¿No? Lo firma, obsérvese la sutileza de la elección onomástica, un/a Ana Arkia.
Yo había leído, como casi todo el mundo, "Rebelión en la Granja", de Orwell, y nunca imaginé que se pudiera hacer la crítica de un sistema político (el comunismo estalinista) con tanta cruel ironía e ingenio hasta que he recibido esta historieta ilustrada. Orwell criticó la deriva inhumana y autoritaria del comunismo, Ana Arkia critica el modelo "Socialismo del Siglo XXI" (es el título del archivo recibido). Hay que ver qué claridad de ideas, qué argumentación demoledora, qué poder de convicción se traslucen de la visión/lectura de la fábula de la gallinita hacendosa.
Por si hay algún torpe en la sala (dicho sea sin señalar), la traducción directa de esta fábula gallinácea a la realidad cotidiana, sería esta: la gallinita hacendosa es el empresario capitalista con inventiva y ganas de trabajar; el pato, la vaca, el cabrito, el chancho... son la masa ociosa que vive de subvenciones y se niega a producir riquezas porque tiene la subsistencia asegurada; el fiscal es el Estado, quien dicta leyes injustas para que todos vivan a costa de la riqueza que produce la gallinita con su esfuerzo. Una fábula moral, como las de Samaniego, que da motivos de profunda reflexión y de muy jugosa lectura.
En este animalario de granja, haciendo un ejercicio de empatía, he tratado de identificarme con alguno de los bichos que allí aparecen, y no he salido nada favorecido. Lo digo a fuer de sincero. Durante 35 años he sido funcionario y, actualmente, y pidiendo mil perdones por todo ello, soy jubilata con pensión. O sea, un improductivo, se me mire por donde se me mire. Aun reconociéndome como tal, amén de exlotador de la riqueza producida por la gallinita hacendosa, no acabo de decidirme por cuál de los animales sea yo: el cabrito, la vaca, el pato, el chanchito...
Pero teniendo en cuenta mis antecedentes funcionariales, lo propio sería que me identificase con el cerdo, que gruñe, come a boca llena y sestea en su lodazal, mientras la gallinita hornea sus ricos panes, de los que el Estado me va dando una parte.
"Que nadie se de por aludido", se dice al final del cuento ejemplarizante. ¡Hombre! Darse por aludido no es darse por ofendido. Un servidor se siente aludido (incluso acepta el poco airoso papel de chanchito voraz), pero no se ofende. Como ya dije hace semanas, comentando la opinión que la Merkel ("grasiento culo infollable", como la ha definido Berlusconi) tiene de nosotros, los países P.I.G.S. (ahora P.I.I.G.S, y seguirán sumando iniciales...), yo acepto mi condición de cerdo de la piara de Epicuro.
Por eso, aquí conviene recordar las palabras del maestro Juan de Mairena: la verdad es siempre la verdad, dígala Agamenón o su porquero. O Ana Arkia.
Pobres los empresarios capitalistas con inventiva y ganas de hacer riquezas... pobres las gallinitas...
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