Cuando un servidor entró en esto de la jubilación iba con el convencimiento de que llevaba la vida resuelta en su aspecto material: con la hipoteca ya pagada, con una pensión de mediano pasar y unos dineritos a plazo fijo por si acaso algo se torcía. Y, no, no es que se haya torcido algo, es que se está rompiendo estruendosamente, provocando una cadena de explosiones como una traca. Una traca de esas que tienen petardos cada vez más gordos según se va quemando la mecha que los enciende, hasta llegar al bombazo final que te deja las carnes temblando.
Solo que en las tracas de feria sólo hay ruido, mientras que en la traca del mundo financiero, que domina la política y nuestras vidas, cada petardo produce víctimas como si fuese bomba de racimo, mientras esperamos, cada vez más asustados, el gran petardazo final que convierta en fosfatina nuestros derechos sociales, nuestras ilusiones de futuro y nuestras cartillas de ahorro.
Este jubilata, que no tiene otro cometido en su vida, se dedica mucho a leer y gran parte de las horas se le van a en digerir noticias indigestas, como esta última de que Bankia ha petado con la inestimable ayuda de Rodrigo Rato, ese hacha de la macroeconomía que no se enteró de la que tronaba cuando estuvo en el FMI y que, hasta anteayer, presidía el chiringo llamado Bankia No era de extrañar que, a hombre de tanto mérito, el año pasado le pagasen 2,3 millones de sueldo (o sea: 260 años de salario medio interprofesional, según leo). Tampoco es para extrañarse que el nuevo consejero propuesto por el habilidoso sujeto sea un tal Gorrigolzarri, a quien el BBVA le dio 68,7 millones de euros por una jubilación dorada a los 55 años. Como se ve, hay inútiles gloriosos, jubilados de oro y jubilatas del montón.
Buscando información - perniciosa manía de quien no se conforma con el pasto de los NoDos mediáticos adictos a la cosa - uno lee que, en tiempos del Glorioso Movimiento felizmente finado, dos miembros de la familia Rato, padre y hermano, respectivamente, del que ahora padecemos, dieron con sus huesos en la cárcel en 1966 por ser responsables de la quiebra de dos bancos. De casta le viene al galgo. Uno, sin responsabilidades políticas y, por lo tanto, bastante ignorante de estas cosas, al ver esos antecedentes familiares, piensa que hay que ser poco espabilado para dejarle que administre nuestros dineros.
A este jubilata no le cuadran las cuentas en eso de la política, las finanzas y la ideología al uso. Si en tiempos de dictadura-dura dos prohombres terminaron en el trullo por chanchullos económicos ¿Cómo es que ahora, en esto que llaman democracia, la gente que peta un banco se va de rositas? Poco serio ¿no? eso de verse uno en la obligación de poner como ejemplo de coherencia a un gobierno dictatorial, frente a estos rasca-bolsas de la política que quieren salvar la patria –o lo que quede de ella- a fuerza de exigir austeridad al ciudadano e inyectar dinero en los pufos bancarios.
Y el gobierno, a lo que parece, nacionaliza parte de Bankia, pero aquélla contaminada de los activos tóxicos (todo ese ladrillo y eriales de la célebre burbuja). Los 4.500 millones que ya ha puesto el Estado sobre el tapete de la ruleta Bankia nos los vamos a cobrar los ciudadanos en cemento. Ya digo, este jubilata de macroeconomía ni de alta política no entiende, pero, como dice la copla, “Mariano, yo, de vestidos no entiendo, pero ese que te estás poniendo…” nos está dejando con las vergüenzas al aire. Y lo que es peor: al aire con las desvergüenzas y desfachatez de quienes manejan dineros públicos y privados como si fuesen el coto privado del señor marqués.
Claro que siempre le queda al ciudadano el consuelo de oír frases tan redondas como ésta de Mariano: “El Gobierno está haciendo lo que tiene que hacer y va a hacer lo que está haciendo”. O sea, lo que los lógicos medievales llamaban petitio principii, y que actualmente, con menos miramientos y en román paladino, llamamos marear la perdiz y tocar las pelotas al personal.
Como en estos casos siempre hace falta echar la culpa a alguien (Rato no, que es de los nuestros), andan diciendo los conspicuos del PP que si el gobernador del Banco de España es un calamidad… Por estos derroteros que vamos, cualquier día peta el Banco de España y los pedacitos tendremos que buscarlos en Grecia.
Qué es robar un banco comparado con fundarlo, dijera Bertolt Brecht.
ResponderEliminarAlbur!!
Yo tampoco entiendo de finanzas mucho, pero le sugiero que investigue sobre la labor del gobernador del Banco de España. Sí, de MAFO. Quizás se entere de que el Banco de España ha sido un coladero... ¿Pero todavía cree que los ladrones sólo están a un lado de la línea? No, hombre, no.
ResponderEliminarOiga, Jeremías, pues a mí me parece que el jubilata este no habla de si son galgos o podencos. A todos nos gustaría saber dónde está la línea que separa a unos y otros cuando corren detrás del conejo para despellejarlo.
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