Zamora no es Nueva York. ¿Bueno, y qué? Tenemos parientes para quienes N. Y. es la meca de cualquier viajero con vocación cosmopolita y te dedican miradas de conmiseración si confiesas que tú donde has estado es en Zamora. Allí fuimos a celebrar el cumpleaños de la santa.
El viajero, aunque no sea cosmopolita ni docto en la angliparla, llega a Zamora con el disco duro mental lleno de iglesias románicas, de vistas de su catedral con el cimborio gallonado y su cubierta en escamas, sus murallas medievales y la célebre traición de Vellido Dolfos, que cantaba el romance.
Es una de esas ciudades donde la historia y la leyenda se mezclan en proporciones de épica medieval. Recorriendo sus murallas, uno recuerda la historia del cerco de la ciudad - heredada por la infanta doña Urraca de su padre el rey don Fernando – al que la sometió el rey Sancho II de Castilla, y la muerte de éste a manos de Vellido Dolfos, a quien los castellanos siempre consideraron traidor y así andaba en lenguas de romances: Rey don Sancho, rey don Sancho,/ no digas que no te aviso / que de dentro de Zamora, un alevoso ha salido; / llamase Vellido Dolfos, hijo de Dolfos Vellido. / Cuatro traiciones ha hecho, y con esta serán cinco…
Como el beneficiario del regicidio fue Alfonso VI de León, a los nobles castellanos se les puso la mosca detrás de la oreja y le tomaron juramento en Santa Gadea de Burgos de no haber participado en la muerte de su hermano. Fue Rodrigo Díaz de Vivar, portaestandarte del rey Sancho II, quien le tomó juramento y el rey, desde entonces, le tomó ojeriza y le mandó desterrar. Eso dice la leyenda y gracias a ella tenemos el Poema de Mío Cid, la Storia Roderici y a montones de eruditos desmenuzando el romancero para mayor gloria de las letras hispanas.
Lo que no dicen las canciones de gesta, ni recogen los relatos épicos, es que el rey Sancho II murió de forma poco gloriosa, al decir de algunos. Vellido Dolfos salió por el portillo de la Traición (hoy, “Portillo de la Lealtad” por aquello del revisionismo histórico) y convenció al rey de que quería desertar. Se ve que éste era fácil de convencer y muy confianzudo, ya que el caballero Vellido aprovechó cuando el rey estaba exonerando el vientre para clavarle un venablo por la espalda. Como quien dice, tan noble rey murió caído de culo sobre su propia mierda. De ahí que los cantares de gesta callasen ese pequeño detalle. Yo lo he leído por ahí, y así lo cuento. Ni quito ni pongo rey.
Pero se equivoca quien piense que Zamora se quedó estancada entre los versos del romancero. A fines del S. XIX tuvo un desarrollo urbanístico muy considerable con la llegada del ferrocarril y la expansión fuera de las murallas. El resultado puede verlo el visitante de ojos curiosos que pasee por sus calles: todo un muestrario de arquitectura modernista, historicista y ecléctica diseminado por sus calles céntricas.
También la burguesía zamorana estaba al cabo de la calle respecto a las corrientes arquitectónicas de moda a principios del S. XX. Hay ejemplos del modernismo internacional, con abundancia de líneas curvas, combinación de colores y profusión de decoración vegetal. También del que llaman Secesión, con abundancia de líneas rectas y círculos. También encuentra uno referencias a estilos historicistas; todo ello con un admirable gusto por los detalles ornamentales.
Según leo (este jubilata si no lee, no es nadie), el modernismo llegó a esta ciudad de la mano del arquitecto Francisco Ferriol, formado en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, quien dejó hermosos edificios, como el del Casino, o Casa Tejedor…
Un servidor estuvo alojado en un hotel de estilo modernista, frente al mercado de abastos que es un imponente edificio de carácter industrial en ladrillo y hierro. El entorno daba una idea de la pujanza económica que debió experimentar Zamora en aquellos años y el sentido estético que presidía la arquitectura, en la que se conjugaban utilidad y armonía.
A Zamora hay que ir y verla. De momento, la visita me ha compensado de mi desconocimiento de N. Y. Este jubilata no se vanagloria de ello, pues sospecha que aún no ha perdido el pelo de la dehesa.
No será NY pero los edificios son muy lindos... es interesante esa mezcla de estilos que arranca desde la Edad Media. El edificio de las cariátides es muy bello.
ResponderEliminarAlbur!!
PD. Historia: lo que nos conviene que haya sucedido.