Sobre cogido |
Nunca acaba de sorprenderle a
este jubilata la capacidad de adaptación que tiene nuestra lengua. Es capaz de
expresar, con un mismo término, conceptos entre los que no habría forma de
establecer una relación ni causal, ni lógica, ni de afinidad. En este caso se
trata del término sobrecoger y su
derivado sobrecogedor. Sobrecoger, según la Academia de la Lengua,
es “coger de repente y desprevenido”, y también “sorprenderse”, “intimidarse”;
y sobrecogedor, en una segunda acepción anticuada es “recaudador”, y a lo mejor
por ahí.... Pero, en estos días, corre una nueva acepción que hace referencia a
la literalidad del término si se divide en dos: sobre y coger; esto es: coger (un) sobre. Y
quien realiza la acción es un sobre cogedor, es decir, para
entendernos de una vez: el individuo (político de profesión, por lo general)
que coge un sobre con la
pasta. Lo de la pasta no lo dice el término “sobre”, pero va
implícito en ello.
No se puede decir que nos haya
sobrecogido la noticia, es historia vieja y recurrente: Llegan cuatro mangantes
y se reparten un dinero de dudosa procedencia, como la célebre Caja B
del PP (que es espíritu puro y nadie ha visto), o los Gúrteles de vario pelaje;
o bien, se reparten dineros llegados a
la institución por cauces legales, como los directivos que arruinaron la Caja del Mediterráneo (Ahí está el informe del Banco de España). Mecanismos ingeniosos para
ensobrar dineros y repartirlos entre la muchachada, los hay por doquier y no
merece la pena insistir, no sea que demos ideas.
Otra cosa que sorprende mucho a
este jubilata, y no tendría por qué, es la reacción de los mandantes del PP
ahora que les están sacando los colores con eso del sobre cogido, y es que
nadie ha recibido un euro B entre las directivas antiguas y modernas. Sobre
todo, esos arranques de dignidad ofendida que les llevan a amenazar a troche y
moche a todo aquel que se atreva a señalarles con el dedo.
Dándole vueltas al asunto, la
explicación debe ser ésta que sigue. En el núcleo de la Gaviota hay dos mundos
paralelos: el que gobierna y el que trinca, mundos que entran en contacto a
través de aquellos célebres poltergeits que conocimos en las películas de
miedo. Los poltergeits pertenecen al mundo inmaterial y se caracterizan por meter
ruido y hacer daño a las personas. Ellos, por desprestigiar la honorabilidad de
políticos de intachable trayectoria, les meten sobres con dinero en el bolsillo
sin que los interesados se den cuenta y luego empiezan a gritar: ¡Ese, ese ha
sido...! En realidad, el sobre cogedor es el poltergeit, no el político. A
éste, lo más que se le puede reprochar es que no lo hubiese declarado a la Hacienda Pública ;
pero como no sabía si el sobre era suyo o de quién, pues tampoco es tan grave.
Esta teoría, cuyo desarrollo va inventándose
sobre la marcha, tendría un punto flaco: ¿cómo se ponen en contactos ambos
mundos? Pero no hay tal flaqueza, porque el contacto con el inframundo sucede a
través del despacho del ex tesorero. Recuérdese el caso Naseiro, donde los jueces estuvieron a punto de
encontrar la puerta de comunicación de ambos mundos paralelos, pero fue
sobreseído. Como aquella puerta se cerró en falso, pues por ahí han vuelto a
aparecer los poltergeits para sobre coger de nuevo a los honrados prohombres de
la cosa pública.
Y como a los poltergeits esos les
gusta meter ruido, éste ya ha llegado a la prensa extrajera y está alborotando
más de lo que conviene. Eso de que les estén sacando en los papeles extranjeros
es ya cosa que pasa de color marrón-mierda, dicho sea por asimilar un color tan
feo y maloliente a una actividad en la que nadie parece haber participado con
conocimiento de causa.
Ya sé que esta teoría suena a
absurda, pero cosas más peregrinas nos dicen los dirigentes PP sin sonrojarse.
¿Por qué iba a sonrojarse este jubilata ocioso al confesar su autoría? Por si
el improbable lector lo había olvidado, le traslado la pregunta que le hiciera
aquel Fabra de Castellón a su nieto: “¿Te gusta el aeropuerto del abuelo?” Pues
a un servidor, la explicación que acaba de inventarse sobre los mundos (sobre cogedores) paralelos, entre Caja B y políticos azules, le parece
muy convincente. Si aquel aeropuerto no tiene aviones, ni esta teoría tiene
fundamento ¿qué más da? Lo importante es trincar, y este jubilata ya ha
trincado la entrada de esta semana.
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