sábado, 12 de enero de 2013

Antiguallas.-


Los pasados días navideño-fiesteros andaba este jubilata leyendo una antigualla que había caído en sus manos: el Discurso sobre el origen de la desigualdad de los hombres, y el Contrato Social de J-J Rousseau. Uno de esos libros de quiosco, con letras doradas y que no sirven más que para rellenar espacio en las estanterías. Pero hete aquí que la impertinente curiosidad del jubilado (a falta de obras públicas – culpa de la burbuja y la austeridad – en cuya observación entretener sus ocios) le llevó a abrir el libro y empezar a leerlo. Un capricho de ocioso con mucho tiempo que perder, aunque poco dispuesto a invertirlo en “entretenimiento”. Un día habrá que hablar qué distingue el ocio del entretenimiento, que es tanto como decir: la libertad de emplear el tiempo libre (ocio) en contraposición al entretenimiento manipulado. Pero hoy no toca.
El caso es que don Jean-Jacques cuenta el razonamiento que hacía el emperador Calígula. Más o menos, así: el pastor es de naturaleza superior a su rebaño; así, los pastores de hombres –sus reyes– son de natural superiores a los pueblos que gobiernan. De esta analogía concluía que los reyes son dioses, o que los pueblos son animales. Sustituya el improbable lector “reyes” por gobernantes y deje a los pueblos en su naturaleza de rebaño. Luego párese a pensar si no se siente tratado como un animal de rehala.
La analogía que establecía Calígula sobre pastores de pueblos puede muy bien ampliarse a los mandatarios actuales, quienes llevan la masa del rebaño por viejas cañadas de sacrificio y austeridad que terminan en los ranchos de esquileo. Imagínese el improbable lector – por un momento – al rabadán Wert esquilándole a los sufridos borregos el vellón de la educación pública; al gañan Ignacio González, quien pastorea el hato de la Comunidad de Madrid, malvendiendo los carneros de la sanidad pública, o a la cabrera Cospedal poniéndole tapias a los pastos comunes en Castilla la Mancha, y caerá en la cuenta de que va poco del emperador loco a los políticos neoliberales. Y si quiere más analogías, piense en Mariano, mayoral de los rebaños patrios, sacrificando a la masa borreguil porque así se lo exigen. No nos engañemos;  él, por mucho que parezca mandar en el rebaño, no deja de ser el capataz del gremio pastoril. Otros son los amos de cañadas, apriscos, pastos, ovejas y lanas, y tanto él como nosotros lo sabemos.
Y perdonará el improbable lector que, de una anécdota que cuenta Rousseau al comienzo de su Contrato Social, este jubilata haya hecho una categoría. Es cosa sabida que los desocupados no hacemos pensamiento profundo, sino comentarios banales. Pero una idea sí que le ha quedado clara al desocupado que esto escribe, y es que el pacto social es un acuerdo de voluntades según el cual todos y cada uno de los ciudadanos sin excepción renuncia a su interés particular en aras del interés común, única forma de vivir en una sociedad civil y civilizada. Cuando una parte de esta sociedad se apropia de los bienes comunes (educación, sanidad, trabajo, vivienda…) en su exclusivo provecho, el pacto social se rompe y el común de los ciudadanos tiene el derecho (incluso la necesidad – por pura supervivencia del cuerpo social -) de dar por nulo dicho pacto y establecer uno nuevo que restituya la legitimidad social. Dicho en términos asaz vulgares, pero expeditivos: mandarles a tomar por el culo y empezar de nuevo.
Siguiendo con las antiguallas, un servidor se ha puesto a releer la Constitución española de 1978 y encuentra que, si no antigualla propiamente dicha (pues está en vigor… a trompicones), sí está anticuada por inoperante en muchos de sus mandatos. A ojo de ciudadano no perito en la materia, aunque sí preocupado por ella, tiene bastantes artículos que están furruñosos (con sus engranajes roñosos) por falta de funcionamiento. No hay más que leer el Artº 31, “Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo…” Áteme usted la mosca de la amnistía fiscal (por ejemplo) por el rabo de este artículo y dígame si éste funciona o está gripado.
Lea el Artº 35.1, “Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo… y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia…” Luego, sabiendo que hay ya seis millones de parados y que la patronal propone sueldo de 645,3 euros para los jóvenes, entre otras aberraciones, y vea si este engranaje del artículo 35 no está más oxidado que una falcata celtibérica.
Cuando uno llega al Artº 47, “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias…regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación”, y aquí sí que se te suelta la risa floja. Y ya si lees el Artº 128, “Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual sea su titularidad está subordinada al interés general”, puedes estar carcajeando durante una semana. Para qué seguir… Pero lea, lea el improbable lector la Constitución y se enterará de que es un trasto inoperante en lo referido al bien común ciudadano.
Por no marear más la perdiz, mientras este jubilata leía el Título II, De la Corona, se estaba acordando de lo que decía el ínclito Jean-Jacques: “Un rey, lejos de proveer a la subsistencia de sus súbditos, saca de ellos la suya, y según Rabelais, un rey no se contenta con poco”. Nosotros tampoco deberíamos contentarnos con dejarnos esquilar el vellón de los derechos sociales… pero, para los que mandan, somos una manada de borregos.
Pues eso.

2 comentarios:

  1. Y bueno, no era Calígula es que ponía a su caballo en el Senado?? Para no ser menos, nosotros ponemos a unos burros...

    Saludos!!!

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  2. Me ha gustado, por lúcido y no exento de humor.
    En efecto, la única forma de vivir como gentes civilizadas es renunciar al provecho particular en aras del bien común; lo otro se llama selva neoliberal. Podemos pensar que "si algo es bueno para todos,tambien lo será para mí".
    Ahora ocurre que la Constitución es papel mojado y pervertido para dar prevalencia al pago de la Deuda(ilegítima) sobre las personas.
    Esta estafa llamada crisis les sirve para amedrentarnos más, mientras nos adormecemos con las nanas del sacrificio y la austeridad.
    Son unos pillos redomados,maestros de la picaresca en el país de los pícaros.....habría que echarlos, pero como?

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