Un compañero de curso de la Uned
Senior me envía un correo advirtiéndome que este fin de semana se organiza en la
Arganzuela un Versódromo con homenaje incluido al Nadaísmo en su Tercera
Internacional. Eso de que haya un lugar donde este fin de semana – mientras
esto escribo – se corran versos y se homenajee una postvanguardia es algo que
reconcilia con la realidad circundante y nos recuerda que ésta no se limita al
sobado trajín político de estos días, altercado de corbata o greña, que se cuela por
nuestros televisores.
No en vano los organizadores
presentan el evento como poesía para
autogestionar sentimientos, poesía para el desarraigo mental. Lo cual tiene
mucho que ver con el movimiento nadaísta, nacido en Antioquia, Colombia, en
1958, en cuyo manifiesto se dice que “El ejercicio poético carece de función social o moralizadora. Es un acto
que se agota en sí mismo, el más inútil del espíritu creador.” No sé al improbable
lector, pero a un servidor, que un grupo de frikis se dediquen todo un fin de
semana a poetizar celebrando una corriente de iluminados postvanguardistas que
hicieron de la Nada su manera de estar sobre la tierra, le provoca simpatía.
Simpatía
por su propósito de romper con una realidad circundante bastante ramplona,
empeñada – por lo que a nosotros toca – en macroeconomías como excusa para repartos
asimétricos de cargas; alimentada de escándalos de corrupción que ya aburren más
que indignan, y hastiada de patrias fragmentadas o indisolubles y kilómetros de
banderas fabricadas en talleres de confección chinos. Los nadaístas, en su
inocencia, afirmaban no dejar una fe intacta ni un ídolo en su
sitio. No se puede menos que empatizar con ellos, puesto que aspiran a
iconoclastas, a rompedores de los ídolos que enajenan nuestro horizonte mental.
Ver
nuestra vida política, tras las últimas elecciones, reducida a un hemiciclo
donde los grandes debates iniciales tienen como objeto las pelambres de los
nuevos diputados o que una diputada traiga colgado un mamoncete de la teta nutricia,
o los comentarios sobre la higiene capilar de los bisoños, es más cosa de
corrala que de Congreso. A lo mejor, para que haya un poco de sosiego y se esté
a lo que hay que estar, convendría que los nuevos asegurasen a los aposentados
aquello que dijo el Caballero de los Espejos al de la Triste Figura: Confieso… que vale más el zapato descosido y
sucio de la señora Dulcinea del Toboso que las barbas mal peinadas, aunque
limpias, de Casildea. Si las rastas van
limpias, si las camisetas de mercadillo no resudan sobaquina, si, lo que es más
importante, las conciencias y las faltriqueras no huelen a mangancia, comisión al
3% y trapicheo, pues, Señorías de la vieja hornada, déjenlo estar.
No
conviertan ustedes el parlamento en lo que Gracián llamó plaza del populacho y corral del vulgo, y no por las vestimentas,
sino por las actitudes. Ya que todos, los de trapillo y los de traje Cortefiel,
van a jugar el papel de padres de la patria, que no haya que decir de Vds. que todos eran hombres a remiendos… Hablaba uno
por boca de ganso y otro murmuraba con hocico de puerco. Estaban divididos en
varios corrillos, hablando, que no razonando.
Deducir
del aspecto descuidado la valía personal no es de personas avispadas; es, en
opinión de este jubilata, cuestión de clasismo rancio, de cuando Fernando VII
usaba paletó; quien no se viste de terno y corbata para ir a apretar el botón
en el escaño no es porque no le llegue el sueldo, es porque pasa de pasar por
un burgués aposentado en el sistema; y los nuevos, que van de transversales en
lo social y de antisistemas dentro de un orden, tienen su propia estética. Y a
algunos nos gusta. Este jubilata, sin ir más lejos, no tiene una puñetera
corbata en su fondo de armario, aunque sí unos cuantos jerséis y una chaqueta
de pana con coderas, como cuando Felipe se codeaba con Willy Brandt y nos hacía creer que era socialista.
Sea
como fuere, la señora vicepresidenta Villalobos debería estar tranquila; antes se le pegaría la ideología de los desgreñados que no la pediculosis. Y la cosa no lleva trazas...
Ni con tus ojos shur, pero la pole es mía!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, el Nadaismo significó mucho para los colombianos, el grupo que organiza estas actividades en Madrid le roba clientes al consumismo y las grandes catedrales actuales como carrefour, alcampo, etc.
ResponderEliminarLA LECTURA EN TINIEBLAS
Mi padre no me dejaba leer la Biblia
ni el Manifiesto Comunista
para que no gastara la poca luz
que podía pagar para la casa.
Me quitaba el bombillo y dormía con él bajo la almohada
remordiéndole la conciencia...
Jotamario -uno de los fundadores del Nadaismo.
Gracias, Pedro, por este bonito texto.
EliminarSí, ser pobre y tener mala conciencia es algo que va de la mano, lo que no impidió que el autor saliera de las tinieblas y fuese escritor de pensamiento lúcido.
Decía Oscar Wilde que "It is only shallow people who do not judge by appearances. The true mystery of the world is the visible, not the invisible...." (Sólo la gente superficial no juzga por las apariencias. El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo invisible...).
ResponderEliminar