Es conocida la anécdota de Felipe II recomendando sosiego (Sosegaos, sosegaos y decid qué queréis…) a quienes se presentaban ante él en audiencia, anonadados por la majestad del hombre más poderoso del mundo conocido.
Un poco de sosiego en estos días de estratégicas componendas, de
provisionales posiciones políticas de farol, de insinuadas alianzas y globos sonda a ver qué dicen los otros, no nos vendría mal a los
ciudadanos. Lo digo porque el cotarro mediático y los mayorales del cortijo
patrio andan propalando la sospecha de que el personal empieza a sentirse arrepentido de haber votado lo que ha votado
en diciembre pasado y haber convertido en olla de grillos eso de la gobernanza
del país.
¡Sosegaos,
coño!, entran ganas de decir a los omniscientes tertulianos de plantilla, a los
periodistas de pesebre y fondo de reptiles y a los telediarios de chafarrinón y
refrito. ¡Sosegaos, pardiez! Quinientos días estuvieron en Bélgica sin gobierno y el país funcionó
tan ricamente; bajó el paro, subieron el PIB y el salario mínimo, aparte otras alegrías,
ascendiendo varios peldaños la escalinata que lleva al paraíso neoliberal por delante del resto
de Europa.
Aquí, igual. Paciencia y
barajar, a ver si nos salen tríos y ases, porque Mariano ya sabemos lo que ha
dado de sí y no es cuestión de repetir, que estraga. Veamos qué deciden los de naranja,
los de morado y los de rosa en puño; cómo se lo montan, en qué cama se meten y
con quién, si hay ménage à trois o acuerdo prematrimonial con divorcio pactado.
Y
mientras tanto, a lo mejor se arregla lo del paro ello solito, Santiago y
cierraespaña nos milagrea el país y desaparece la lepra de la corrupción, y los
españolitos de a pie ganamos varios puntos en el índice internacional de
felicidad. Todo menos echarse al agro y tirar de recortada para cazar al
oponente político como si fuera alimaña dañina.
Que parece mentira que haya que
decirlo desde una bitácora de un jubilata: que el oponente político no es el
enemigo al que eliminar físicamente, darle mulé y olvidarlo en la fosa común. Que
luego los muertos son muy suyos y dan mucha guerra; que ya lo ves, los de las fosas franquistas salen de sus agujeros, reclaman sus fueros y niegan el
olvido en que los teníamos.
El de la camiseta con círculo morao y pantalones de mercadillo es un
tipo al que unos millones de ciudadanos, a lo mejor amilagrados, tuvieron la
ocurrencia de votarle a ver qué pasa cuando saltan por el aire las mayorías absolutas, tan cómodas para legislar, y
se acabó el apretar el botón, repantigado en el escaño - traje sastre y
corbata de seda - y hay que pararse a discutir una ley ("consensuar" lo llaman) todo el tiempo que haga
falta.
Ya te
digo, colega, menos darle gusto al gatillo de la lupara y más darle a la tecla
de explicar ideas; menos “después de mí el diluvio” genovés – que ya lo dejó
dicho el Rey Sol y murió de venéreas – y más respeto por los ciudadanos que,
hartos, votaron para botarles, porque prefieren los leones de las Cortes con
rastas de perroflauta mejor que con sobres barceneros y fugas de patrióticos
capitales a paraísos fiscales.
Porque, la verdad, cada vez que aquí se habla de
patria con muchos signos de exclamación y se carga la lupara, la gente se
mosquea mogollón, o sea. Patriotas son los Pujoles y eso no les ha impedido
ordeñar la ubre de la vaca Catalunya Llura hasta exprimirle el 3% de todo
capital que se menea en aquella su madre patria; patriota es el hijo de los
archipatriotas Aznares y eso no le impide recomendar a sus amigos de pasta
larga y maneras de carroñero la ruina para esta España donde pululan rojos de
diversos pelajes.
Porque
lo de los desfiles con la cabra de la Legión y el zarzuelero "Soldadito español, soldadito valiente...." toca
mucho la fibra patriótica y todo eso. Pero anda y háblale de ardores patrióticos al parado de
larga duración, al desempleado sin subsidio para sobrevivir o al que no puede
pagar el recibo de la luz en invierno... Luego hay gente que va y se queja porque algunos descarriados votan lo que votan y
porque hay tanto podemita por ahí suelto que, para más coña, se pasa lo de la lupara por el círculo como si se tratase de la bravuconada de un mosquetero avinado.
Se ve que esos antisistema se conocen el soneto con estrambote que Cervantes le dedicó al túmulo de Felipe II:
Se ve que esos antisistema se conocen el soneto con estrambote que Cervantes le dedicó al túmulo de Felipe II:
...y el que dijere lo contrario, miente.
Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada
miró al soslayo, fuese y no hubo nada.
¡Bién, D. JJ! ¡Qué chamullar tan bien enjaretado! Me deja usted con la lengua destrabada y musitando una verba tal que afluente. Saludos desde mi palomar de la Dehesa.
ResponderEliminarEso sí que es una pole, Chus.
ResponderEliminarSí y además, sin polé...mica
EliminarMás que el amor, los unirá el espanto, como dijera Borges. Espero que se forme un gobierno progresista o algo así. Y sino, nuevas elecciones. Saludos desde la Argentina!
ResponderEliminar¿Quién ha sido el perturbado que ha censurado este artículo?
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