jueves, 25 de febrero de 2016

Con permiso.-


Anda un servidor tan contento estos días, más bien estas semanas, porque el país está a su aire, ingobernado (no ingobernable, ¡cuidado!); o, hablando con más propiedad, gobernado al ralentí. Esto es, con un gobierno al pairo mientras se hace el relevo de guardia. Una especie de interregno donde aún no se sabe si el que está por venir será chicha o limonada; si nos gobernará un centro-izquierda/centro-derecha (tan modositos ellos), o bien un centro-derecha/derecha/centro-izquierda, o quizás lo contrario. O a lo mejor al revés. Cualquier cosa es posible. Menos que entren en el gobierno los “antisistema”. O sea, de los podemitas votados por cinco millones de ciudadanos ni hablamos, que dan yuyu y los mercados se ponen de morros.

Sea como fuere, esta experiencia que nos equipara a los belgas en cuanto al funcionamiento del país sin instituciones con capacidad ejecutiva, es algo muy de agradecer. El experimento demuestra que un país puede funcionar con su run-run habitual durante un tiempo considerable sin necesidad de gobernantes voluntariosos dispuestos a sacarnos de la crisis siguiendo la más estricta ortodoxia neoliberal. 


Y, si nos apuran un poco, pudiera resultar, como en el Ensayo sobre la lucidez, del maestro Saramago, que la gente se acostumbrase a vivir y organizar la sociedad sin clase política. Claro que, por otro lado, tiene el inconveniente -como en la novela- que, pagados de su imprescindibilidad, se volviesen conspiranoicos e intentasen recuperar el poder a cualquier precio.

Aparte el ruido mediático que meten para que no les olvidemos, parece que el ciudadano de a pie está tranquilo y agradece bastante este respiro de mar en calma, y se dedica a sus asuntos de siempre. Los políticos, mientras el ciudadano está a sus afanes, hacen sus cuentas y tantean alianzas en un juego  como de patio de colegio: ahora te ajunto (decíamos de críos), ahora no; si quitas esto de tu programa, quito yo esto del mío y hacemos pachas.

Mecido por la calma chicha de estas últimas semanas, mientras se intercambian cromos, este jubilata se ha dedicado a retomar viejas lecturas de cuando el maestro Azorín caminaba los caminos polvorientos de aquella España del Diecinueve finisecular; deambulaba por aquellas ciudades donde nunca pasaba nada, aparte el tiempo monótono, tedioso y de muy lento transcurrir. Solo alguien como él era capaz de pasear sus calles y descubrir paisajes humanos con sabor a  indiferencia, a conformidad, a mediocridad: Yo veo las vidas opacas, grises y monótonas de los señores de los pueblos en sus casinos y en sus boticas.

Dicen que su escritura es impresionista, que con cortas pinceladas, describe paisajes, personajes y sentimientos. Que bastan unos adjetivos, separados por sendas comas, para dar vida a esas nimiedades que él veía en sus paseos por las viejas ciudades españolas y los caminos: La noche va llegando: por Poniente, el cielo se ilumina con suavidades nacaradas. La llanura inmensa, monótona, gris, sombría, está silenciosa: aparecen tras una loma las techumbres negruzcas del poblado.

Intente el improbable lector, si le apetece, descubrir aquella vieja España provinciana bajo las actuales autopistas. De ella no queda más que la memoria en escritores como Azorín, Baroja o el denostado don Benito “el garbancero”, como le llamaba el deslenguado Valle-Inclán. Sin embargo, si quiere conocer alguno de los males que aquejaban a aquella sociedad, no tiene más que mirar a la situación política actual. Verá que los del 98 veían en la política de su tiempo parecidas lacras a las que vemos nosotros: palabrería sin sustancia, disfrute de prebendas, favoritismo en forma de adjudicaciones a empresarios amiguetes, trapisondas de los partidos para ocultar la corrupción, gentes en el límite de la pobreza… 

En cuestiones de mezquindad política, mutatis mutandis, tenemos lo que ellos tenían. Solo nos falta un Azorín minucioso que nos lo quiera contar con concisión, con expresividad, con unos pocos trazos precisos. A lo mejor hay un poco de poesía en el muladar.


2 comentarios:

  1. VIVA ROTO2, VIVA FOROCOCHES. VIVA LA FAMILIA GARRIDO. VIVA LA FAMILIA GARCÉS.

    ResponderEliminar
  2. Me gusta tu articulo, tiene sustancia, como todo lo que escribes. solo que que siento un ardor con la frase -calma chibcha- que es con "B" porque se refiere a los chibchas, los abuelos de mis abuelos.

    ResponderEliminar