Este Primero de Mayo pasado un servidor se ha acercado a participar
en la manifa que los sindicatos y partidos de izquierdas relictos acostumbran a
hacer para celebrar el Día del Trabajo. Armado de mi cuaderno de notas, boli y
cámara fotográfica, he bajado al centro de la ciudad a ver si me daba un baño de multitudes
proletarias enfervorizadas.
Multitudes, lo que se dice multitudes, más bien eran pocas; aunque sí en plan fiestero, como corresponde a la celebración del día del santo patrón, aunque sea laico. Ha sido, si al jubilata se le permite la licencia,
una bonita exhibición de folclore obrerista, con sus banderas rojas y
tricolores, sus pancartas y sus consignas con ripio, sin que faltasen batucadas,
que convierten cualquier manifestación reivindicativa en un bailongo rítmico y
cachondón.
Con una especie de afán entomológico (el ocasional lector
perdonará lo impropio del término en este caso) el observador ha tratado de
identificar y definir las diversas sub especies en que se divide la izquierda a partir de los grupúsculos ideológicos presentes, identificables por sus siglas. No es que los haya clasificado a todos, ni puede hablarse de sus peculiaridades con conocimiento de causa,
pero sí que se ha hecho una identificación siquiera somera de algunos.
Sirvan como ejemplos al caso:
Partido Trabajador Democrático cuyos componentes, no abundantes pero sí
entusiastas, coreaban “Obrero despedido,
patrón colgado”, “Nativa o
extranjera, la misma clase obrera”; la primera consigna, una variedad de ley del Talión de dudosa efectividad; la segunda, signo de aggiornamento de la sensibilidad social. También había banderas de un P.C.E.
(Leninista) que coreaba la habitual “El
pueblo unido, jamás será vencido”; consigna sorprendente en un grupúsculo
del atomizado Partido Comunista de toda la vida. También coreaba “Revolución,
revolución, es nuestra solución”, mientras los curiosos consumistas de
novedades les fotografiaban con sus smartphone de moda. Aquello era la pura banalización de viejos ideales, como si se tratase de una performance.
Como no,
ahí estaban escasos en número, pero dignos, el P.C.E e I.U con el bueno de Alberto Garzón tras su pancarta, flanqueado por las cámaras de los medios que luego habrán dicho vaya usted a saber qué cosas, según las conveniencias del consejo de
administración de la empresa para la que trabajen: “Uno de Mayo, orgullo proletario”, coreaban. Aseptico.
También U.G.T., junto a su desclasado pariente
socialista, paseaba sus colores y consignas habituales. No deja de sorprender
que hubiera algunas tímidas pancartas del P.S.O.E., quizás de algunos
irreductibles que querían hacer honor a sus tradicionales y un tanto
herrumbrosas siglas de Socialista y Obrero. De gerifaltes del partido y otros
bien aposentados en el stablishment no
vi rastro, quizás porque son conscientes de aquella máxima del evangélico que dice: no se puede servir a dos señores (Mateo 6:24). Sometidos a servidumbre, qué mejor amo al que servir que aquel que engrasa las
puertas giratorias, aunque sea con unto de reformas laborales.
También había una representación escueta de jubilatas,
identificados con chalecos reflectantes, en cuyo dorso estaba escrito: Yay@flauta. Con esa acomodaticia @ utilizada
para identificar “ellos y ellas” sin discriminación de género. Como si los
derechos igualitarios de hombres y mujeres tuvieran como primera necesidad
cargarse el equilibrado armazón del idioma, por su estigma sexista.
Este servidor de Vd., que siente gran simpatía por el
yayoflautismo, colectivo ciudadano de individuos provectos pero marchosos, al verlos marcados con la @ de "los/las", andaba dándole vueltas en el magín a este asunto: Que se empieza por discriminar entre miembros y miembras, se continúa por poner una @ en la espalda del viejerío cañero, y
se remacha con un intento de Congreso de
los diputados y las diputadas en la Casa de todos, para terminar por no
entender ni jota del bello discurso que hizo la discreta pastora Marcela ante
la tumba del estudiante enamorado, y pastor fingido, Grisóstomo, según se cuenta en la primera
parte del Quijote. O, a lo mejor, el proceso degradante de lenguaje a neolengua ha hecho el camino al revés, que uno ya
no lo tiene tan claro.
Un tanto melancólico, este jubilata escéptico, con los ardores
sociales harto entibiados después de haber comprendido lo sin prisas que el sistema
desdibuja las reivindicaciones ciudadanas y las convierte en un paseillo folclórico, ha regresado a casa para comer.
Y, como uno, en el fondo y la forma, no deja de ser un pequeño burgués - aunque progre -, se ha cogido de la mano con la santa y ambos nos hemos ido a pasear el Retiro por la tarde. Todo ello en la confianza de que al menos, de momento, nos irán echando el forraje mensual en el pesebre de las pensiones. Más ahora que estamos a punto de entrar en campaña electoral bis.
Y, como uno, en el fondo y la forma, no deja de ser un pequeño burgués - aunque progre -, se ha cogido de la mano con la santa y ambos nos hemos ido a pasear el Retiro por la tarde. Todo ello en la confianza de que al menos, de momento, nos irán echando el forraje mensual en el pesebre de las pensiones. Más ahora que estamos a punto de entrar en campaña electoral bis.
Gracias, Carlos, por tu permanente invitación a la latinidad.
ResponderEliminarSaludos a Juan José y a Carlos, gracias a los que, entre otros, un día hermanecí y no era de mañana y resucité a la vida de la latinidad, fuente eterna de juventud. ¡Bienvenida Classics at home! Y abrazos a los dos.
ResponderEliminarmuuy bien Juan,cada vez mas nuestro Primero de Mayo es mas descafeinado...no le quita el sueño a los santos patrones-
ResponderEliminarMadre mía. Para lo que hemos quedado que decía aquél si es que alguien lo decía
ResponderEliminarMadre mía. Para lo que hemos quedado que decía aquél si es que alguien lo decía
ResponderEliminarComo casi todos sabemos, el origen de la fiesta reivindicativa del 1º de Mayo es la conmemoración de los acontecimientos que tuvieron lugar en Chicago hace 130 años.
ResponderEliminarEn la primavera de 1886 tuvieron lugar una serie de huelgas pidiendo la jornada de ocho horas. Varios de los más destacados obreros implicados, todos ellos anarquistas,fueron detenidos y algunos condenados a la horca el 11 de noviembre de 1887 tras de un juicio vil.
Desde 1989 se celebra en la mayoría de los países aunque se ha perdido el sentido de homenaje a los "mártires de Chicago". En EEUU y Canadá no se celebra el 1ºde mayo y sí el Labor Day el 1º lunes de setiembre.
ResponderEliminar