sábado, 2 de noviembre de 2019

Toma tres tazas.-


Cuando el gato de Cheshire se despidió de Alicia a su manera, esto es, desdibujando su cuerpo y dejándole su sonrisa, le dijo: me voy, que llego tarde. Ella le preguntó que a dónde llegaba tarde, y él, paradójico, contesto: No dónde sino cuándo.

Esta respuesta le ha dado algún quebradero mental al jubilata que esto escribe. Porque, si uno lo piensa despacio, no es en el espacio, sino en el tiempo, donde se puede llegar puntual o no a un lugar determinado. To be on time, o’clok, o algo así, según la omnipresente angliparla. Es el tiempo el que marca cuándo llegas al dónde: si antes, cuando debías, o bien lo has hecho con retraso. En nuestra experiencia de cada día, el lugar es algo sólido, sólito y permanente; es el tiempo fugaz el que decide si estás allí en su momento o fuera de él. Tempori aptari decet, hay que adaptarse al tiempo, dice Séneca. Y que perdone el improbable lector el derrape cultureta y los que seguirán.

Pues imagínese el improbable lector, si Alicia quedó perpleja ante la respuesta del gato sonriente, cómo lo estaba un servidor cuando abrió el buzón y encontró un montón de propaganda electoral. Como en plaza revuelta, allí había propaganda del PSOE, Podemos y Vox en amigable revoltijo postal. Y por partida doble: para la santa y para mí. 

Lo cual me obligó, de momento, a desentenderme de la paradoja espacio-temporal gatuna y centrarme en la paradoja política: si dar mi voto, aun siendo insuficiente para la futura estabilidad política, o no darlo y, como consecuencia - junto a miles de desilusionados - se mantenga la actual inestabilidad política. Tanto si lo doy, como si no, nada garantiza su utilidad por acción o por abstención. Tampoco estoy muy seguro de que lo anteriormente dicho sea una paradoja, una aporía o la conclusión biscornuta de un silogismo cornudo. Pero, sea lo que fuere, aparte que mi voto es una gota en el océano D’Hondt, ¿a qué me molestan con tanto papelote si, para colmo, nunca leo sus proclamas/promesas/programas?

Aunque esta vez he hecho una excepción por aquello de la novedad de nuevos contendientes en liza. “Querido compatriota”, dice el señuelo propagandístico de VOX. Buen arranque para convencer convencidos: llamar “compatriota” al destinatario de la misiva, que es tanto como decirle: estás en nuestro campo, eres de los nuestros, un patriota guay. Lleva implícito el mensaje: tú y yo somos un “Nosotros” porque hay a un “Ellos” adverso. 

Lo que, por extraña asociación de ideas, me hizo recordar aquello que explicaba el profesor de antropología sobre las células espejo en los homínidos: Lo que es igual no lo comas; lo que es desigual es comida o es enemigo. Y hay mucho “desigual” por ahí suelto: los separatistas de manual – estelados o no –, los inmigrantes ilegales gracias al maridaje de las mafias y las ONG’s subvencionadas, los delincuentes que te roban la casa, entran al juzgado por una puerta y salen por la otra, el adoctrinamiento de los niños por la dictadura progre, el plurisexismo promiscuo y el feminismo militante… En la variedad de enemigos está el gusto: De gustibus et coloribus non disputandum est, para gustos, colores.

Y ya puestos, nada como el paraíso social prometido por el PSOE: una legislatura con gobierno estable y capacidad de maniobra, y una tierra siempre prometida mil veces donde mana leche y miel, con un sistema público de pensiones blindado constitucionalmente, eliminación del nefando copago del poltrón Rajoy, sanidad pública de calidad y con recursos suficientes, educación para toda la vida, lucha contra la desigualdad social y a favor del feminismo, transición ecológica de nuestra economía y una ley de eutanasia para abandonar suavemente este mundo ideal tras luengos años de disfrute. Lo que, en lenguaje coloquial, se traduce en un prometer hasta meter. Una vez metido, si te he visto no me acuerdo. Lo habitual, pero es bonito y mola. Dulcia verba serit quien da buenas palabras.

Pero hay quien dice arrimar el hombro para seguir empujando el futuro, según lema de PODEMOS (Unidas). El sorpasso que se quedó por el camino, la coalición gubernamental que quedó en agua de borrajas, el asalto transversal al poder mediante las urnas que nunca fue, fueron coitus interruptus necesitado de la viagra de lo que esta vez presentan como “perseverancia”. Perseverancia que tiene mucho de fe, lo más próximo a la fe religiosa. Nadie persevera si no cree que su perseverancia en el esfuerzo le llevará a la gloria del poder; del poder cambiar, si no lo paradigmas sociales, al menos unos retoques que hagan sentirse importantes a las clases medias urbanas progresistas. Lástima que Sánchez no acabe de fiarse y el fiel de la balanza, llegado el caso, fluctúe entre C’s y PODEMOS (Juntas). In trutina mentis dubia fluctuant contraria…

Ansioso, espero que el cartero traiga, en los próximos días, las promesas de CIUDADANOS y PP. No dejaré de abrir el buzón de correos cada día hasta que este delicioso soma orweliano me libere de inquietudes preelectorales. Dicen que una gota de soma cura toda melancolía y tiene las ventajas del cristianismo y el alcohol juntas. La propaganda electoral también, mismamente. 

No quería caldo, pero tomaré tres tazas.

1 comentario:

  1. "No es en el espacio, sino en el tiempo, donde se puede llegar puntual o no" Dices y con razón. Pero el caso de los actuales "spanish politicians" es el de estar en ambos inoportunamente; es decir, están fuera de lugar y además son intempestivos e impertinentes. A mi parecer. Y esto no es un juicio político, claro.

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