viernes, 20 de noviembre de 2009

Las ocupaciones del jubilata.-

Muchas, el jubilado tiene muchas ocupaciones. Obligaciones laborales, ninguna, pero su agenda está llena de actividades que podríamos incluir en el capítulo de las “no productivas”, lo que no quiere decir que sean ocupaciones inútiles, simples pérdidas de tiempo, o excusas para pasar el rato.
¿Qué puede hacer un jubilado con todo el tiempo a su disposición? Todo menos remolonear en la cama hasta las mil y una, deprimirse porque su vida es una inutilidad, pasarse el día delante del televisor o enfurruñarse porque ya no comprende la sociedad que le rodea y le parece que “en mis tiempos” el mundo funcionaba mejor. No hay cosa más lamentable que esos jubilados que estorban en casa, de puro inútiles que son, y les mandan a dar vueltas por el parque hasta la hora de la comida.
Aquí, quien suscribe, decidió al poco de engrosar las filas de la legión de clases pasivas, que iba a dedicar parte de su tiempo a actividades de tipo social y se hizo voluntario de una ONG. Un dilema, oiga, eso de encontrar una ONG que le cuadre en función de sus aptitudes. Ya se sabe que hay tropecientas instituciones, fundaciones u organizaciones sin ánimo de lucro que las regentan, y detrás de ellas una ideología que las sustenta. Y uno, que está por la sociedad laica y civil, al margen de directrices ideologías sean religiosas o políticas, se decantó por una organización no muy grande ni excesivamente conocida, implicada en actividades sociales y de cooperación al desarrollo. Y dentro de ella, por un programa que le venía como anillo al dedo, que se adaptaba muy bien a ese barniz cultureta que le ha impregnado a lo largo de su vida. Total, que el jubilata que esto escribe se hizo voluntario del Programa del Libro Solidario.


¿Qué hacemos los que trabajamos dentro de este programa? Hacemos bibliotecas que Solidarios para el Desarrollo envía a países del Sur, donde el acceso al libro es prohibitivo de puro costoso. Formamos bibliotecas para colegios, para centros de formación de educadores y también para cárceles. Pero no sólo eso. También se hacen campañas para dar a conocer nuestra actividad, aprovechando el Día Internacional del Libro, el día de los Museos, o actividades similares y que, aunque sea de una forma tangencial, tengan relación con los libros.
Esta vez hemos montado un chiringuito de libros en la universidad de Somosaguas (aquí en la foto) y allí he pasado un par de días vendiendo (por un precio simbólico, 1 o 2 €) libros a los estudiantes y dando a conocer nuestra actividad. El improbable lector que esto lea puede imaginarse que uno no estaba allí por negocio, que no pierde su precioso tiempo de jubilata marchoso en recaudar unas decenas de euros al cabo del día. Uno está allí para dar a conocer nuestro trabajo. De paso, el jubitala se lo pasa bien entre tanta gente joven, se relaciona con ella, libro mediante, y sale de su corralito mental. Porque ese es uno de los problemas del que anda camino de lo que llaman, con hipócrita condescendencia, la tercera edad, que ve reducido su mundo a la gente de su edad y del resto no tiene más noticias que las que le llegan a través de los media, con sus tergiversaciones y sus anuncios de por medio.
Por eso y más cosas, el jubilata se apunta al voluntariado y a un bombardeo, en cuanto hay ocasión. Que corra el aire…

4 comentarios:

  1. Yo eso de dar libros a paises extranjeros lo veo muy mal: antes de eso me los leo yo, fíjese lo que le digo.

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  2. Por favor, por favor. Seamos un poco más humanos. Ya sabemos que la literatura no va a sacar de pobre a nadie (y menos a los que hacen libros sobre Aznar), pero creo que debemos solidarizarnos con esos países que viven en la miseria. Usted no está dando ningún libro, esta recaudando dinero para esos países. Los libros se los quedan los españoles. De todas formas, ante la confusión que hay, don Juan José, quizá debiera aclararlo un poco. Gracias.

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  3. Carmen García Castellanos20 de noviembre de 2009, 18:10

    Hola, es la primera vez que entro en un blog, así que perdonen los nervios. Estoy a fvor de la cultura y por eso creo que los libros deben ser leídos. Es una opinión, y perdonen el nerviosismo.

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  4. D. Antonio ¿Por casualidad no será Vd. pariente próximo de madame Petardette?

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