Como suele ser habitual, estos días pasados he abierto el buzón para retirar toda la basura publicitaria que depositan en él, así como las inevitables cartas de bancos. Todo ello papel inútil que, por higiene, llevo al contenedor de papelotes más próximo. Esta vez, con eso de las elecciones, me ha llegado, además, propaganda electoral de los partidos políticos mayoritarios, más UPyD, que busca hacerse un hueco, y me paré a pensar qué coños iba a hacer con ella. Por fin me decidí: até los sobres con una anilla elástica, les pegué una nota donde decía "Devolver a los remitentes. Gracias", y los eché en el buzón de correos de la plaza Virgen del Romero. Mi conciencia de ciudadano-jubilata responsable se sintió aliviada.
Puesto que a mí me resultaban totalmente inútiles, pensaba que si se las reenviaba a los remitentes (PPSOEUPyD), seguro que éstos podrían reaprovecharlas mandándoselas a los adictos a su causa y así nos ahorrábamos siquiera unos gramos de pasta de papel.
Votar por ellos, me dije, es tiempo perdido, teniendo en cuenta que seguirán la política neoconservadora que les dicte Frau Merkel. Por otro lado, conciencia ecológica le sobra a este jubilata, quien prefiere ver los árboles en pleno esplendor otoñal antes que triturados en vulgar propaganda política.
Pero no se acaban aquí las preocupaciones. Llegada la hora de votar, un servidor debía tomar una actitud responsable, tan responsable como le permitiesen las actuales circunstancias. Durante las últimas semanas se ha oído mucho eso del "voto útil", y uno se siente concernido por esa obligación ética a la hora de depositar un voto que resulte útil para el común de los ciudadanos. Así que va y piensa: lo más útil, según dicen, sería votar a uno de los dos partidos mayoritarios, quienes tienen la suficiente fuerza para sacar adelante su programa político.
Pero eso de la conciencia ciudadana le juega a uno malas pasadas, así que le sigue dando a la máquina de pensar: al PP no puede votarlo, ya que ideológicamente están en las antípodas; al PSOE no le va a votar porque, para hacer la política que ha hecho en los últimos tiempos, ya está el PP que la hará con más convencimiento. Ambos son cautivos de intereses externos a las necesidades de los ciudadanos, aparte que el PP hará recortes sociales por pura convicción ideológica: está en su naturaleza, como está en la naturaleza de las gaviotas alimentarse de carroña. No me quejo, es puro determinismo.
Pero no se acaban aquí las preocupaciones. Llegada la hora de votar, un servidor debía tomar una actitud responsable, tan responsable como le permitiesen las actuales circunstancias. Durante las últimas semanas se ha oído mucho eso del "voto útil", y uno se siente concernido por esa obligación ética a la hora de depositar un voto que resulte útil para el común de los ciudadanos. Así que va y piensa: lo más útil, según dicen, sería votar a uno de los dos partidos mayoritarios, quienes tienen la suficiente fuerza para sacar adelante su programa político.
Pero eso de la conciencia ciudadana le juega a uno malas pasadas, así que le sigue dando a la máquina de pensar: al PP no puede votarlo, ya que ideológicamente están en las antípodas; al PSOE no le va a votar porque, para hacer la política que ha hecho en los últimos tiempos, ya está el PP que la hará con más convencimiento. Ambos son cautivos de intereses externos a las necesidades de los ciudadanos, aparte que el PP hará recortes sociales por pura convicción ideológica: está en su naturaleza, como está en la naturaleza de las gaviotas alimentarse de carroña. No me quejo, es puro determinismo.
El jubilata, que veía cómo se acercaban las elecciones, se seguía estrujando las meninges y se preguntaba: Veamos, realmente ¿quién manda en esta sociedad global? Pues quién va a ser, se contesta a sí mismo: el sistema financiero. Vale.
¿Quién defiende mejor en Europa -y por lo tanto en España- los intereses de eso que llaman Los Mercados? Pues Frau Merkel.
¡¡¡Eureka!!! Votemos a Frau Merkel y olvidémonos de los intermediario, que nos salen tan caros con sus sueldos y prebendas. ¿No han dado la coña con lo del voto útil? Pues más útil que votar directamente a quien mejor defiende los intereses de los amos del mundo, no hay nada.
Por no cansar al improbable lector: el 20-N me acerqué al cajero del Deutsche Bank que hay en Av. Donostiarra y deposité mi voto: un billete de 5 € con el careto de la citada frau. Pero todavía me asaltó otra duda: ¿Mi voto tendrá la misma calidad que si hubiese votado con un billete de 50 €? Espero que la Junta Electoral no me lo tome en cuenta, máxime cuando nos acercamos a finales de mes y vivo de una pensión congelable.
Pero aún seguía teniendo escrúpulos de conciencia, así que me acerqué al colegio electoral y voté la candidatura EQUO, porque uno acostumbra a perder batallas, pero no la compostura. Viendo la tele el 20-N por la noche, me enteré que los ciudadanos habían dado a ZP una patada en el culo de Rubalcaba. Pobrete, es muy jodido ser epígono en política.
Para que todo fuesen alegrías, en la puerta del colegio electoral, una iluminada bíblica me dio un tríptico -Experiencias después de la muerte-, donde se desarrollaba una argumentación a modo de diálogo, en el que un tal Jorge se reconocía merecedor del infierno por no respetar los mandamientos del dios bíblico: ¿Y qué hace Dios con los culpables? - los envía al infierno.
Siento admiración por la iluminada aquella: se ve que éste que vive la humanidad no le parece bastante infierno y aún nos amenaza con otro en el Más Allá. A lo mejor era un aviso divino para los descarriado que no votamos PP... Pronto saldremos de dudas.
Iluminadas blíbicas aparte, con la satisfacción del deber cumplido (por partida doble), regresé a casa. Por si acaso -andaba yo pensando- he encendido una vela a EQUO y otra al diablo.
Si el voto sirviera para algo estaría prohibido. Lamento lo del PP, pero no habría demasiadas diferencias con el PSOE, al fin y al cabo. Es lo que llaman bipartidismo... elegir entre el malo y el peor...
ResponderEliminarAlbur!!