Este sábado he estado de safari fotográfico por las calles céntricas de la ciudad. En vez de ir mirando al suelo para sortear baches y no pisar basuras, he decidido emprender mi expedición con más altas miras. Justo a la altura de las cabezas de esas vacas que el municipio ha tenido a bien diseminar un poco por todas partes, como si la ciudad, por unas semanas, fuese una dehesa boyar en vez de ese tráfago de ruidos, contaminación, baches y desperdicios a que estamos resignados.
Como los nombres puestos en angliparla son más llamativos –según el papanatismo anglificador imperante– que los de nuestro idioma, el título de la exposición (porque de una exposición se trata) es Cow Parade Madrid. Algo así como “desfile de vacas”. ¡Hombre! desfile o parada, hablando con propiedad, no es, ya que los bichos estos están diseminados por calles y plazas. A lo sumo, como en la plaza de Manuel Becerra, puedes ver un par de ejemplares juntos. Pero no desfilan sino que están apaciblemente tumbados sobre su pedestal y cada uno sumido en la rumia de sus pensamientos. Eso supongo yo, salvo que estén afectados por la encefalopatía espongiforme o, lo más probable, que tengan la cabeza hueca… Después de todo las han puesto ahí por su apariencia, no por su inteligencia. En cualquier caso, ni rumian, ni piensan, ni son conscientes de que han aterrizado en mitad de una ciudad dejada de la mano de sus autoridades munícipes.
Felices esas vacas de lucimiento y cabeza hueca. Felices porque nadie les explicará que los ciudadanos que las miran, las fotografías, las pintarrajean o descuernan, deben 6.000 millones de euros por la construcción de la M 30. No está en el carácter apacible de una vaca, aunque sea de pega y ornato, preocuparse por la deuda impagada ni por la previsible que nos caerá en el caso de que la testarudez alcaldil logre traerse los juegos olímpicos del 2016. Como, además, no se mueven, no tienen que sortear las basuras del suelo ni corren el riesgo de romperse una pata en un bache, o pisar una mierda de perro.
Lo digo porque no soy el único preocupado por este deterioro de la ciudad, que hasta Rosa Artal le ha dedicado un artículo (fotos incluidas), que puede leerse en esta dirección que transcribo:
http://rosamariaartal.wordpress.com/2009/02/28/limpiemos-madrid-pero-a-fondo/
Como los nombres puestos en angliparla son más llamativos –según el papanatismo anglificador imperante– que los de nuestro idioma, el título de la exposición (porque de una exposición se trata) es Cow Parade Madrid. Algo así como “desfile de vacas”. ¡Hombre! desfile o parada, hablando con propiedad, no es, ya que los bichos estos están diseminados por calles y plazas. A lo sumo, como en la plaza de Manuel Becerra, puedes ver un par de ejemplares juntos. Pero no desfilan sino que están apaciblemente tumbados sobre su pedestal y cada uno sumido en la rumia de sus pensamientos. Eso supongo yo, salvo que estén afectados por la encefalopatía espongiforme o, lo más probable, que tengan la cabeza hueca… Después de todo las han puesto ahí por su apariencia, no por su inteligencia. En cualquier caso, ni rumian, ni piensan, ni son conscientes de que han aterrizado en mitad de una ciudad dejada de la mano de sus autoridades munícipes.
Felices esas vacas de lucimiento y cabeza hueca. Felices porque nadie les explicará que los ciudadanos que las miran, las fotografías, las pintarrajean o descuernan, deben 6.000 millones de euros por la construcción de la M 30. No está en el carácter apacible de una vaca, aunque sea de pega y ornato, preocuparse por la deuda impagada ni por la previsible que nos caerá en el caso de que la testarudez alcaldil logre traerse los juegos olímpicos del 2016. Como, además, no se mueven, no tienen que sortear las basuras del suelo ni corren el riesgo de romperse una pata en un bache, o pisar una mierda de perro.
Lo digo porque no soy el único preocupado por este deterioro de la ciudad, que hasta Rosa Artal le ha dedicado un artículo (fotos incluidas), que puede leerse en esta dirección que transcribo:
http://rosamariaartal.wordpress.com/2009/02/28/limpiemos-madrid-pero-a-fondo/
Pero no todo va a ser malo. Puestos a ver el lado positivo, además de ser vistosas, estas vacas del Cow Parade, al menos, no defecan.
Muy bueno este post, como gustas de decir tú.
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