Yo, al señor Aznar le estoy agradecido. Qué quiere usted que le diga, improbable lector. Le estoy agradecido de cuando, en febrero de 2003, mister Ánsar andaba en contubernios con Bush el Infausto y Blair (y Durao Barroso, el mamporrero de las Azores y actual Presidente del Consejo) para aquello de declarar la guerra al moro infiel, o Eje del Mal que lo llamaban ellos. En aquellos lamentables días, hacía ya muchos años que yo había abandonado la universidad; aquella Complutense de finales del franquismo, donde día sí, día también, teníamos asambleas, huelgas, manifestaciones, carreras delante de los grises y, en el vestíbulo de Filosofía B, cantábamos el chunda-chunda de La Internacional (que muchos de nosotros no sabíamos más allá de lo de “Arriba los pobres del mundo…” y lo cantábamos por tocar las gónadas al Régimen). ¡Qué tiempos aquellos! Éramos jóvenes y creíamos que los pueblos forjaban sus destinos.
Ahora sabemos que los destinos de los pueblos los forjan los intereses de las corporaciones transnacionales, eficazmente auxiliadas por peones de brega como el señor Aznar. Eso sí, peones de alto standing y con absoluto convencimiento en las bondades del Sistema.
Pues bien. Con aquel invento tan chungo del Eje del Mal, de repente, volví a las ilusiones de la juventud. Volvía a creer en ideales polvorientos, tales como que los pueblos tienen voz y que ésta se puede manifestar en la calle, a falta de mejor foro donde expresarse. Volví a la calle y asistí a manifestaciones contra la guerra en la Puerta del Sol, ante la embajada de los Estados Unidos y allí donde la gente gritaba ¡No a la guerra! Fueron días en que no paraba; salía del trabajo y corría a la mani, donde quiera que hubiese una. Me volví a sentir joven, idealista: ilusionado, en fin. Me sentí parte del colectivo que cree en la fraternidad de los pueblos y que rechazaba la indecencia de quienes hacen guerras a cambio de petróleo. Por eso le estoy muy agradecido al señor Aznar, porque volví a tener fe en un ideal común y a sentirme joven, siendo ya cincuentón con costra y funcionario.
Ahora que veo y leo que el don ha hecho un corte de mangas a los estudiantes díscolos y faltones que le abucheaban en la universidad de Oviedo, he vuelto a recordar aquellos pasados tiempos en que creíamos en el poder de la palabra gritada. Pero a estas alturas, que le abucheen e insulten al susodicho, en vez de darle la espalda, dice poco bien del nivel de la universidad. También dice algo sobre el particular la noticia de que, entre las 100 primeras universidades del mundo, no hay ni una sola española. Y, también, claro está, lo dice casi todo cuando el conferenciante invitado es un individuo de la categoría intelectual del señor ese.
Puedo asegurar sin mentir que, en la universidad que yo conocí – La Complutense, donde íbamos el mogollón de clases medias que aspiraban al progreso social – jamás vi a ningún profesor hacer un corte de mangas a los revoltosos y que, más de una vez, soportaron con dignidad el descomedimiento de alumnos inflamados por la fe revolucionaria.
Pero, ahora, por lo que se ve, son otros modos. Me gritas “facha” y “asesino”, y te hago un corte de mangas mientras exhibo mi acreditada sonrisa despectiva.
¡Vamos, la crema de la inteletualidá!
Ahora sabemos que los destinos de los pueblos los forjan los intereses de las corporaciones transnacionales, eficazmente auxiliadas por peones de brega como el señor Aznar. Eso sí, peones de alto standing y con absoluto convencimiento en las bondades del Sistema.
Pues bien. Con aquel invento tan chungo del Eje del Mal, de repente, volví a las ilusiones de la juventud. Volvía a creer en ideales polvorientos, tales como que los pueblos tienen voz y que ésta se puede manifestar en la calle, a falta de mejor foro donde expresarse. Volví a la calle y asistí a manifestaciones contra la guerra en la Puerta del Sol, ante la embajada de los Estados Unidos y allí donde la gente gritaba ¡No a la guerra! Fueron días en que no paraba; salía del trabajo y corría a la mani, donde quiera que hubiese una. Me volví a sentir joven, idealista: ilusionado, en fin. Me sentí parte del colectivo que cree en la fraternidad de los pueblos y que rechazaba la indecencia de quienes hacen guerras a cambio de petróleo. Por eso le estoy muy agradecido al señor Aznar, porque volví a tener fe en un ideal común y a sentirme joven, siendo ya cincuentón con costra y funcionario.
Ahora que veo y leo que el don ha hecho un corte de mangas a los estudiantes díscolos y faltones que le abucheaban en la universidad de Oviedo, he vuelto a recordar aquellos pasados tiempos en que creíamos en el poder de la palabra gritada. Pero a estas alturas, que le abucheen e insulten al susodicho, en vez de darle la espalda, dice poco bien del nivel de la universidad. También dice algo sobre el particular la noticia de que, entre las 100 primeras universidades del mundo, no hay ni una sola española. Y, también, claro está, lo dice casi todo cuando el conferenciante invitado es un individuo de la categoría intelectual del señor ese.
Puedo asegurar sin mentir que, en la universidad que yo conocí – La Complutense, donde íbamos el mogollón de clases medias que aspiraban al progreso social – jamás vi a ningún profesor hacer un corte de mangas a los revoltosos y que, más de una vez, soportaron con dignidad el descomedimiento de alumnos inflamados por la fe revolucionaria.
Pero, ahora, por lo que se ve, son otros modos. Me gritas “facha” y “asesino”, y te hago un corte de mangas mientras exhibo mi acreditada sonrisa despectiva.
¡Vamos, la crema de la inteletualidá!
Don Juanjosé, qué quiere que le diga, le veo mejor hablando de tejos y libros que metido a analista parcial. Y es que uno aprende de sus comentarios culturales, pero no saca nada de provecho de que Bush era muy malo y Aznar su lametraserillos. ¿No pretenderá usted amargarme el día y que me dé pena la eliminación de Sadam, el moro infiel como le llama? ¿Qué pasa, que Bush sólo ha habido uno en la Historia?
ResponderEliminarRespecto al peón de brega, ¿qué podemos decir del que va a rezar con el Bush de turno? Creo que sería más digno de su fina ironía aunque sea un pobre diablo. Éste ya verá como no va a Murdoch: se quedará en Turquía o dando charlas en Honduras. Quizá ni eso.
Sr. Aguirre, de tarde en tarde entro en su blog y leo los escasos comentarios que le dedican. No se desnime, hombre, si sus escasos fieles le dan una colleja de vez en cuando y le "recomiendan" por dónde debe caminar y qué campos minados debe evitar.
ResponderEliminarSi el suyo fuese un blog famoso, usted podría ciscarse en los comentarios adversos, pero como no lo es, le recomiendo resignación cristiana.
Yo también te doy animos querido compañero.Bush ha sido lo peor que ha tenido el mundo. El señor Aznar es un maleducado por hacer ese gesto tan obsceno que me ha escandalizado a mi, una mujer liberal que siempre ha apoyado los matrimonios homosexuales y los abortos (nosotras parimos y nosotras decidimos). Y le digo que gracias a nuestro presidente estamos en misión de paz en el mundo con el premio Nobel Obama y los que matan a inocentes por equivocacion.
ResponderEliminarSorprendido estoy de tanta concurrencia. Se ve que esta sección de "Faunario político" da mucho juego. Quedo a todos agradecido.
ResponderEliminarCapto la fina ironía de doña Eulogia, y estoy de acuerdo respecto a matar inocentes por equivocación. Yo siempre creí que los ejércitos estaban para hacer la guerra y matar (que es cosa que incluye el oficio), pero nunca para hacer "labores humanitarias" a bocajarro.
Yo estuve ayyer en la manifestación y le llamamos a ese señor asesino por hacer esos gestos.
ResponderEliminarYo no se porque comparan a un señor como Aznar con Zapatero. Este ultimo es por lo menos un democrata que lucha por los derechos de los trabajadores y nunca se le ha visto hacer un gesto malsonante usted me entiende señor Juan.
ResponderEliminar¿Dónde están todos esos que tanto se escandalizaron por el gesto y ahora callan, en algo más gordo, porque con Cuba hemos topado? Ah, que no tiene nada que ver...
ResponderEliminarHe llegado a tu blog a través del de Rosa María Artal. Llevo un rato leyendo tus post y me parecen muy interesantes. Te añado a “Mis Favoritos”. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarEste sujeto, presbítero, es de esos seres de mala baba dedicados a intentar desprestigiar a los demás de forma anónima. Pienso que con leer esta definición, el sujeto se desprestigia a sí mismo. No hacen falta más palabras. ¿Qué tendrá dentro para dedicarse a esa misión? ¿Bilis?
ResponderEliminarRosa