No será un servidor quien insista
sobre lo del caso Bárcenas ni saque una letanía de nombres del PP con los
sobresueldos que trincaban, o sobre cogían, o como quiera que sea la
denominación técnica que convenga al caso. Hiede a alcantarilla sin ventilar.
El asunto sobrepasa la capacidad de comentarios de esta modesta bitácora,
aparte que insistir en ello aquí sería una redundancia en tono menor que no
aportaría nada, así que este jubilata decide ir por libre y fijarse en un
aspecto que a nadie parece interesar.
Si le digo al improbable lector
que esta calamidad política de sobre cogedores se debe – no lo afirmo, solo lo
supongo – a que en la sede de la Gaviota nadie ha leído con provecho a Platón o
Aristóteles, seguro que se me descojona entre espasmos de risa.
Pues, mire usted, dándole vueltas
al asunto, me ha parecido que no era tanto disparate. Ya sé que un político
leyendo La República de Platón o los Libros de Política de Aristóteles, en
lugar de tuitear desde el escaño, es una imagen atípica, atópica y anacrónica.
El escaño es – según sus detentadores – esa plaza de político de carrera que se
adquiere en propiedad y, con todas las sinecuras y prebendas habidas al caso, sirve
para aplaudir a los primeros espadas propios, abuchear a los de enfrente, darle
al botón del sí o del no según la consigna recibida, y bostezar durante las
largas sesiones de debate. Aparte el trinque de la pasta, cuando hay ocasión y
merecimientos, que no todos se aferran al trinquete.
Pero, no. La política es algo
digno y tiene mucho que vez con la ética, la justicia y con la sabiduría. No tiene
más que leerse lo que dice Platón en su Carta VII: “Y me vi obligado a reconocer, en alabanza de la verdadera filosofía,
que de ella depende el obtener una
visión perfecta y total de lo que es justo, tanto en el terreno político como
en el privado, y que no cesará en sus males el género humano hasta que los que
son recta y verdaderamente filósofos
ocupen los cargos públicos, o bien los que ejercen el poder en los Estados
lleguen, por especial favor divino, a ser filósofos en el auténtico sentido de
la palabra”.
Ya sé que pretender de los
políticos que sean filósofos o amantes desinteresados de la justicia es pedir
peras al olmo, pero, al menos, no deberían olvidar lo que afirma Aristóteles.
Éste asegura que la política va estrechamente unida a la moral porque el fin
último del Estado es la virtud; política es la formación moral de los
ciudadanos y del conjunto de los dirigentes necesarios para su ejercicio. La
política, como ejercicio moral, es un conjunto de normas que rigen las
relaciones sociales porque su objeto es alcanzar la virtud, y la justicia es su
mayor exponente. Total, que ser político, justo y virtuoso viene a ser lo mismo.
Ahora, vaya usted a Génova, 13 y trate de explicárselo.
Pero, para este jubilata, que ve
el asunto como muy complicado de entender por la grey neocon, no se trata de comportamientos éticos, sino de
pura cuestión estética. ¿Puede nadie imaginarse nada más antiestético que el
trinque de sobres llenos de pasta? Esos señores tan importantes que se ensobran
en el bolsillo puñados de pasta gansa, la verdad es que quedan de lo más
antiestético y vulgar. Y resulta estéticamente impresentable que, quienes
acaparan dineros que no se han ganado limpiamente, sean los mismos que exigen
sacrificios a los ciudadanos y les recorten derechos sociales. A este jubilata
le parece de lo más necio, tosco y ordinario, aparte otras consideraciones.
Por eso, aunque solo sea por no
quedar feos ante los ciudadanos, los políticos deberían entender el ejercicio
de la política como una cuestión ética, donde lo que importa no es el medrar,
sino el bien común de todos los miembros de la sociedad. Lo mismo
que visten trajes caros y van a su trabajo aseados y bien perfumados, deberían
andar con los entresijos de la conciencia sin cascarrias. Porque, aunque no se
lo crean, la vulgaridad de “todo por la pasta” es algo muy antiestético y ordinario,
y la gente de a pie se está dando cuenta.
Como decía aquel personaje: ¡Un
poco de por favor!
Cuidado con lo que dice, que se puede encontrar con querellas desde todos los ángulos...
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