miércoles, 1 de abril de 2009

La subida al puerto de Malagosto.

Nuestra marcha del domingo 29 de marzo ha tenido un carácter fuera de lo habitual. Subimos al Malagasto una vez más (el año pasado, dos), pero es que vamos acompañando a un grupo de montaña de una empresa. Sus empleados acostumbran a hacer una marcha mensual y esta vez se trata de subir al puerto marcando la ruta en GPS. Nos han invitado porque Guillermo se ofreció a indicarles la ruta de subida.
Antes de las 10 h. estamos frente a la entrada al pueblo de Pinilla, junto al Chalet de don Ventura (según el mapa) y ya está la mayoría del grupo esperando. Nos reunimos 19 personas.
A las 10:10 h. nos ponemos en marcha. La carretera del valle está a una altitud de 1.100 m. La primera parte del camino transcurre por la dehesa Los Rasones, sin desnivel apreciable. Al poco de empezar a subir, dejamos a la izquierda el antiguo “Camino de Segovia”, que debería ser el acceso normal para llegar al puerto, pero que está abandonado y cegado desde hace muchos años. Seguimos por la pista que lleva a la loma de Peñas Crecientes. Allí (1.370 m. de altitud) hay una talanquera para agrupar el ganado y cargarlo en camiones.
Toda esta loma es un herbazal encharcado por el que las sendas se confunden. En un espino albar hay colgada la calavera de una vaca con una inscripción "viva la guardia civil", que nos indica el camino correcto para no perdernos entre aquellas turberas y matorrales. Llegamos al Poyal (1560 m) a las 11:57 h. Desde aquí, el camino es horizontal hasta los Hoyos de Alameda, donde llegamos a las 12:12 h. Estamos a 1623 m. Desde aquí empieza la subida abrupta por praderas muy pendientes, hasta llegar al roquedo que hay por encima, y de allí a la alambrada que es divisoria provincial. Son las 12:38 h. Aquí abunda el piorno, el enebro rastrero, el cambrón. Este matorral inunda el antiguo camino de Segovia, que retomamos, al poco de cruzar el portillo.
Nuestro camino, cerca del puerto, se ve interrumpido por un enorme nevero que lo cubre en unos 50 metros de longitud. Como no hemos traído crampones y corremos el peligro de resbalarnos al cruzarlo, lo rodeamos por arriba y llegamos a lo alto del puerto de Malagosto (1.929 m) a huevo. Son las 13.23 h. y el puerto está cubierto por las nieblas, sopla un viento frío y comienzan a caer gotas de nieve. Paramos lo justo para hacer alguna foto del grupo y para que Guillermo les de alguna explicación sobre el Arcipreste de Hita y su encuentro con la Chata recia en aquellos parajes.
Emprendemos la bajada a todo trapo. Paramos a comer el bocadillo (apenas un cuarto de hora) refugiados entre unas rocas y piornos. Nieva, no mucho, pero hace mucho frío, hay humedad a causa de las nieblas. Nos ponemos en marcha rápidamente y caemos más abajo del camino de subida, casi hasta el lecho del arroyo, así que vemos algunos tejos próximos. Tenemos que remontar para recuperar el camino (el GPS ayuda mucho) y volvemos a pasar por las praderas encharcadas y los barrizales, hasta llegar a la loma de Peñas Crecientes.
La bajada, un paseo entre animadas charlas con los nuevos compañeros de hoy. Llegamos a las 16:20 h. Todavía junto al Chalet de don Ventura, Pedro, el organizador de las marchas de este grupo, nos lee un fragmento del Libro de Buen Amor:
"Pasando yo una mañana / el puerto de Malangosto / asaltóme una serrana / tan pronto asomé mi rostro. / –“Desgraciado ¿dónde andas? / ¿Qué buscas o qué demandas / por aqueste puerto angosto?"
Nos acercamos a La Posada de Alameda a tomar un café en sus salones. Un rato de conversación animada con esta gente, y nos despedimos para regresar a Madrid. Por el camino, cae agua nieve.

1 comentario:

  1. Me gustaría aprovechar esta oportunidad de dejar un comentario para solicitar a su grupo un poco más de formalidad si deciden volver a repetir marcha. Me parece muy bien que hagan todo el ejercicio que quieran, porque el ejercicio es libre, pero no obliguen a los que no queremos hacerlo: el pasado domingo estuvo mi mujer escoba en mano hasta las diez de la noche barriendo los restos de sus bollycaos y barritas energéticas con las que sembraron los alrededores de mi casa.
    Un saludo y que no se repita.
    Ventura Moreno

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