Lo reconozco: no he podido resistirme a la tentación de hacer un comentario. Es lo que nos ocurre a los jubilatas, que nos sobra el tiempo para chorradas.
Una amiga me envió el otro día un vídeo de YouTube donde el Sr. Aznar (insigne político y conferenciante) hace una disertación esclarecedora sobre los distintos tipos de islas que hay en el mundo, su importancia estratégica y su condición de no aislamiento. Verbi gratia: Inglaterra, que, aunque es una isla (gran isla), no está aislada porque se comunica por un túnel con Francia. Vamos, como una especie de península cuyo istmo es un agujero por debajo del suelo del mar. También hay otras islas importantes, aunque sin agujero que las comunique con el continente, como las Islas Azores; precisamente esas donde el ilustre conferenciante, aquel Bush –ex dipsómano de infausta memoria– y Tony Blair –ex presidente de la isla Inglaterra, afortunadamente ya desaislada–, nos convencieron de que Sadán Hussein era muy, pero que muy malo y que la guerra santa era un deber de la Civilización Occidental. Les hicimos caso, fuimos a la cruzada contra el moro perverso, y así nos va… Pero esa es otra cuestión.
Lo que yo quería decir es que hay islas que se le han quedado en el tintero al ilustre conferenciante. Muchas y muchas, pero de todas ellas solamente nos interesa una. Una que es muy nuestra: la Isla Perejil. Porque, vamos a ver ¿Quién no se acuerda de aquel ministro de la Cosa Bélica, don Federico Trillo-Figueroa Martínez-Conde? Ilustre patriota que nos llevó, al ritmo heroico de pífano y atambor guerrero –¡¡Plán-rataplán-plán-plán!!– a la reconquista de aquella isla aislada a la que el moro traidor llama Leila o Tura, y cuyo nombre en cristiano es Isla Perejil, cachito de la España en que nací.
No se entiende que el eximio conferenciante haya sufrido tal olvido si no es por la multitud de sus obligaciones. ¿Cómo ha podido olvidar que Perejil es el pivote sobre el que gira la defensa atlántica? ¿Cómo olvidar que Perejil ya no es una isla aislada, sino indisolublemente unida a occidente y la cultura cristiana gracias a los redaños del Sr. Trillo-Figueroa?
Dicen los que saben que el Sr. Aznar es consejero, asesor (o algo por el estilo) del multimillonario don Ruperto Murdoch, ese señor tan rico, de tendencias ultra conservadoras y con inmenso poder financiero. No tengo nada que decir al respecto, cada cual se gasta el dinero en lo que le apetece. Que yo sepa, un tipo como el señor Murdoch puede darse el gustazo de gastar una pasta larga en asesores con el conferenciante de las islas.
También yo, si fuera rico y tuviera un chiringuito financiero del tamaño del señor Murdoch, tendría en nómina más de un Pepe Gotera para las chapuzas que fueran surgiendo. Lo digo sin malos rollos.
Una amiga me envió el otro día un vídeo de YouTube donde el Sr. Aznar (insigne político y conferenciante) hace una disertación esclarecedora sobre los distintos tipos de islas que hay en el mundo, su importancia estratégica y su condición de no aislamiento. Verbi gratia: Inglaterra, que, aunque es una isla (gran isla), no está aislada porque se comunica por un túnel con Francia. Vamos, como una especie de península cuyo istmo es un agujero por debajo del suelo del mar. También hay otras islas importantes, aunque sin agujero que las comunique con el continente, como las Islas Azores; precisamente esas donde el ilustre conferenciante, aquel Bush –ex dipsómano de infausta memoria– y Tony Blair –ex presidente de la isla Inglaterra, afortunadamente ya desaislada–, nos convencieron de que Sadán Hussein era muy, pero que muy malo y que la guerra santa era un deber de la Civilización Occidental. Les hicimos caso, fuimos a la cruzada contra el moro perverso, y así nos va… Pero esa es otra cuestión.
Lo que yo quería decir es que hay islas que se le han quedado en el tintero al ilustre conferenciante. Muchas y muchas, pero de todas ellas solamente nos interesa una. Una que es muy nuestra: la Isla Perejil. Porque, vamos a ver ¿Quién no se acuerda de aquel ministro de la Cosa Bélica, don Federico Trillo-Figueroa Martínez-Conde? Ilustre patriota que nos llevó, al ritmo heroico de pífano y atambor guerrero –¡¡Plán-rataplán-plán-plán!!– a la reconquista de aquella isla aislada a la que el moro traidor llama Leila o Tura, y cuyo nombre en cristiano es Isla Perejil, cachito de la España en que nací.
No se entiende que el eximio conferenciante haya sufrido tal olvido si no es por la multitud de sus obligaciones. ¿Cómo ha podido olvidar que Perejil es el pivote sobre el que gira la defensa atlántica? ¿Cómo olvidar que Perejil ya no es una isla aislada, sino indisolublemente unida a occidente y la cultura cristiana gracias a los redaños del Sr. Trillo-Figueroa?
Dicen los que saben que el Sr. Aznar es consejero, asesor (o algo por el estilo) del multimillonario don Ruperto Murdoch, ese señor tan rico, de tendencias ultra conservadoras y con inmenso poder financiero. No tengo nada que decir al respecto, cada cual se gasta el dinero en lo que le apetece. Que yo sepa, un tipo como el señor Murdoch puede darse el gustazo de gastar una pasta larga en asesores con el conferenciante de las islas.
También yo, si fuera rico y tuviera un chiringuito financiero del tamaño del señor Murdoch, tendría en nómina más de un Pepe Gotera para las chapuzas que fueran surgiendo. Lo digo sin malos rollos.
Aquí dejo el enlace donde el señor Aznar alecciona al mundo mundial en cuestión de islas y sus aledaños:
Como no corrija eso de que "Inglaterra" es una isla, le vuelvo a suspender la geografía como hice cuando los dos éramos más jóvenes.
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