Uno, que está cargado de prejuicios, había jurado por sus niños que la casquería sentimental del corazón jamás entraría en su horizonte mental. Craso error. Las cosas del bandullo sentimental de la entrepierna y demás prótesis de la carnaza famosera son una fuente inagotable de saludable conocimiento, por más que los puristas del intelecto sostengan lo contrario.
Lo digo porque el acceso de mi ordenador a Internet es a través de la página de Terra y nunca me había parado a leer las noticias que allí se dan. Hasta ahora. Por decir un porcentaje más o menos inexacto y tendencioso, el setenta por ciento de la información que allí aparece está dedicado a asuntos belenestebanescos y similares. La profusión de tetas siliconadas, nalgas turgentes o estriadas, contactos sexuales exprés, posturitas para polvete original, apaños amorosos mediatizados por la pasta y el afán famoseador, vienen a llenar casi toda la página de Terra. Ya se sabe el argumento que justifica tal sobreabundancia: si las moscas comen mierda, la mierda es buena; ergo comamos mierda, que a todos alimenta.
Pues, eso, que en los últimos días, cada vez que abría el navegador, he dedicado especial interés a informarme de los asuntos que corren por las tripas emocionales y los bajos eróticos de esas gentes que cumplen una función social tan meritoria, a saber: entretener a la plebe. En estos tiempos que corren, qué mejor tarea que hacer olvidar al pueblo llano los sinsabores del IVA que nos amenaza; las empresas que, como flores marchitas, caen de las manos del presidente de la patronal entre los vítores de nuestros ejemplares empresarios; y un largo etcétera que está en la mente de todos. No insisto más sobre los males patrios porque la insistencia hastía y no estamos aquí para eso.
Además, negar las vulgaridades, las sandeces y los soeces comportamientos de nuestro plantel de famosos de la carne mediatizada es una actitud de escapismo, impropia de quien ha de vivir en esta sociedad y trata de sobrevivir en ella. Por eso, esta entrada está dedicada al belenestebanismo nacional, con todas sus consecuencias. Y eso aún a riesgo de quedarme sin la media docena de improbables lectores que suelen pasearse por esta bitácora. En mi descargo sólo diré que el deber de afrontar la realidad me llama con imperiosa exigencia.
Con la natural preocupación leo que “Pepe Navarro no se someterá hoy a las pruebas de paternidad por principios”. La frase no la entiendo bien. A lo mejor la ha escrito un/a becario/a de redacción, de esos de 350 euros mensuales y despido procedente. No sé si se refiere a una “paternidad por principios” o a unas “pruebas por principios”, o a que al tal Pepe sus principios morales no le permiten dar un poco de saliva (o de mierda, ya que estamos en ello) para que averigüen su ADN. A lo que parece, ha tomado boleta y se ha largado a N.Y. En fin, no dormiré tranquilo hasta ver cómo se resuelve tan apasionante historia.
Ríase usted de que Obama ha logrado que se apruebe un remedo de sanidad pública en los USA. Eso no es noticia que merezca un minuto de atención. Noticia, y muy importante para el normal devenir de este país, es que “a María José Campanario le sustituyen una de sus prótesis mamarias”. Si lo del Pepe ese me preocupaba, suponte, improbable lector, lo angustiado que estoy imaginando si el cirujano le habrá implantado una prótesis de la misma talla. Un ser de tantas prendas personales como la Campanario, qué horror si ahora tiene que andar por la vida con las siliconas desacompasadas. Uno puede pasar por las desigualdades sociales, por la diferencia abismal entre capitalistas y desheredados de la tierra, pero no está dispuesto a consentir que el binomio mamario de la Campanario campanee con desigual bamboleo al contonearse. Que una teta siliconada repique ¡talán! y la otra replique ¡tolón! puede alterar la paz de los platós telecinqueros y la estabilidad emocional del honrado pueblo que pesebrea en sus programas.
Y, qué suerte, el PP está de enhorabuena. La genuina belenesteban, en un arranque patriótico, ha proclamado que le dará su voto. Eso arrastrará multitudes y los señores del PP, que son unos caballeros españoles, deberían corresponder como se merece. Qué menos, cuando lleguen al la Moncloa, que nombrar a la fenómeno esa Asesora De Imagen Adjunta A La Presidencia con derecho a pernada mediática en horas de máxima audiencia; o – sugiero yo – ponerla en lugar de la Espe al frente de la Comunidad de Madrid, porque seguro que perpetrará más jugosos despropósitos. A deslenguada, vacua y palabrera no le gana ni la lideresa y, además, nos declarará la caterva de famosos como Bien de Interés Cultural. Eso como poco. ¡Se van a enterar los catalanes de lo que es un país culto!
Lástima que sea inglés el David Beckham ese. Lo de mostrarnos su lado más femenino, compartir bañera con un bigardo cariñoso, hacerse la manicura y otros menesteres de hembra placentera lo deberían situar, por mérito propio, entre lo más florido de nuestras famosas ibéricas. Pero es inglés, y eso le quita toda la gracia. No tiene la facundia y el desgarro del belenestebanismo autóctono.
Y así podría seguir indefinidamente…
Lo propio es que este texto se ilustrase con varias fotos de la fauna belenestebanesca, pero no soy tan ingenuo. O sueltan la pasta, o no hay tu tía. No es que quiera hacer negocio del famoseo, es que soy jubilata y llego justo, junto. En su lugar, dejo la foto de esta pobre mimosa que, cuando estaba en plena floración, llegó algún animal y la podó con saña. Ahora es un palitroque inerte. Mismamente como la cultura popular.
Lo digo porque el acceso de mi ordenador a Internet es a través de la página de Terra y nunca me había parado a leer las noticias que allí se dan. Hasta ahora. Por decir un porcentaje más o menos inexacto y tendencioso, el setenta por ciento de la información que allí aparece está dedicado a asuntos belenestebanescos y similares. La profusión de tetas siliconadas, nalgas turgentes o estriadas, contactos sexuales exprés, posturitas para polvete original, apaños amorosos mediatizados por la pasta y el afán famoseador, vienen a llenar casi toda la página de Terra. Ya se sabe el argumento que justifica tal sobreabundancia: si las moscas comen mierda, la mierda es buena; ergo comamos mierda, que a todos alimenta.
Pues, eso, que en los últimos días, cada vez que abría el navegador, he dedicado especial interés a informarme de los asuntos que corren por las tripas emocionales y los bajos eróticos de esas gentes que cumplen una función social tan meritoria, a saber: entretener a la plebe. En estos tiempos que corren, qué mejor tarea que hacer olvidar al pueblo llano los sinsabores del IVA que nos amenaza; las empresas que, como flores marchitas, caen de las manos del presidente de la patronal entre los vítores de nuestros ejemplares empresarios; y un largo etcétera que está en la mente de todos. No insisto más sobre los males patrios porque la insistencia hastía y no estamos aquí para eso.
Además, negar las vulgaridades, las sandeces y los soeces comportamientos de nuestro plantel de famosos de la carne mediatizada es una actitud de escapismo, impropia de quien ha de vivir en esta sociedad y trata de sobrevivir en ella. Por eso, esta entrada está dedicada al belenestebanismo nacional, con todas sus consecuencias. Y eso aún a riesgo de quedarme sin la media docena de improbables lectores que suelen pasearse por esta bitácora. En mi descargo sólo diré que el deber de afrontar la realidad me llama con imperiosa exigencia.
Con la natural preocupación leo que “Pepe Navarro no se someterá hoy a las pruebas de paternidad por principios”. La frase no la entiendo bien. A lo mejor la ha escrito un/a becario/a de redacción, de esos de 350 euros mensuales y despido procedente. No sé si se refiere a una “paternidad por principios” o a unas “pruebas por principios”, o a que al tal Pepe sus principios morales no le permiten dar un poco de saliva (o de mierda, ya que estamos en ello) para que averigüen su ADN. A lo que parece, ha tomado boleta y se ha largado a N.Y. En fin, no dormiré tranquilo hasta ver cómo se resuelve tan apasionante historia.
Ríase usted de que Obama ha logrado que se apruebe un remedo de sanidad pública en los USA. Eso no es noticia que merezca un minuto de atención. Noticia, y muy importante para el normal devenir de este país, es que “a María José Campanario le sustituyen una de sus prótesis mamarias”. Si lo del Pepe ese me preocupaba, suponte, improbable lector, lo angustiado que estoy imaginando si el cirujano le habrá implantado una prótesis de la misma talla. Un ser de tantas prendas personales como la Campanario, qué horror si ahora tiene que andar por la vida con las siliconas desacompasadas. Uno puede pasar por las desigualdades sociales, por la diferencia abismal entre capitalistas y desheredados de la tierra, pero no está dispuesto a consentir que el binomio mamario de la Campanario campanee con desigual bamboleo al contonearse. Que una teta siliconada repique ¡talán! y la otra replique ¡tolón! puede alterar la paz de los platós telecinqueros y la estabilidad emocional del honrado pueblo que pesebrea en sus programas.
Y, qué suerte, el PP está de enhorabuena. La genuina belenesteban, en un arranque patriótico, ha proclamado que le dará su voto. Eso arrastrará multitudes y los señores del PP, que son unos caballeros españoles, deberían corresponder como se merece. Qué menos, cuando lleguen al la Moncloa, que nombrar a la fenómeno esa Asesora De Imagen Adjunta A La Presidencia con derecho a pernada mediática en horas de máxima audiencia; o – sugiero yo – ponerla en lugar de la Espe al frente de la Comunidad de Madrid, porque seguro que perpetrará más jugosos despropósitos. A deslenguada, vacua y palabrera no le gana ni la lideresa y, además, nos declarará la caterva de famosos como Bien de Interés Cultural. Eso como poco. ¡Se van a enterar los catalanes de lo que es un país culto!
Lástima que sea inglés el David Beckham ese. Lo de mostrarnos su lado más femenino, compartir bañera con un bigardo cariñoso, hacerse la manicura y otros menesteres de hembra placentera lo deberían situar, por mérito propio, entre lo más florido de nuestras famosas ibéricas. Pero es inglés, y eso le quita toda la gracia. No tiene la facundia y el desgarro del belenestebanismo autóctono.
Y así podría seguir indefinidamente…
Lo propio es que este texto se ilustrase con varias fotos de la fauna belenestebanesca, pero no soy tan ingenuo. O sueltan la pasta, o no hay tu tía. No es que quiera hacer negocio del famoseo, es que soy jubilata y llego justo, junto. En su lugar, dejo la foto de esta pobre mimosa que, cuando estaba en plena floración, llegó algún animal y la podó con saña. Ahora es un palitroque inerte. Mismamente como la cultura popular.
Te tengo agregado al lector RSS y eso de improbable lector me ofende. Es, cuanto menos, probable que lea una entrada como esta.
ResponderEliminarPersonalmente me estoy planteando desconectar el televisor para siempre precisamente por esto que comentas, que es mucho mas acusado en los noticieros de este medio. El panorama informativo actual es para llorar.
¿Qué le ha parecido, señor, cómo han tratado al Ilmo. Sr. Rector de la Complutense los estudiantes? ¿Cree que procedía una peineta por su parte? Muy agradecido.
ResponderEliminarOswaldo Ciñé