martes, 17 de marzo de 2009

Identificación oculta.

No pasa día sin que suene el teléfono y aparezca en la pantalla: “identificación oculta”, o bien, “número no disponible”.
Se trata, como cualquier ciudadano sabe, de esa modalidad de “pesca milagrosa” –tal como hacen las FARC en Colombia– de las empresas, sobre todo las de telecomunicaciones, para captar clientes. Recibes una llamada a cualquier hora del día, preferentemente cuando más molestan (la hora de comer o de la siesta), y una voz anónima se empeña en que pagas demasiado dinero por tu conexión telefónica o de Internet. Quieras que no, ponen en evidencia lo idiota que eres, pudiendo pagar la mitad de esa cuota por los mismos servicios, con la diferencia de que son ellos quienes te los ofrecen. Y para demostrártelo, te dicen que estás conectado con ***, que te facturan tanto mensualmente.
Siempre me hago (me hacía, que llevo meses sin coger las llamadas) la misma pregunta ¿Quién les ha dado mis datos? ¿Por qué se entrometen en mis decisiones? ¿Quién les ha dicho que soy un menor de edad mental? Su invasión de mi intimidad me subleva. Su impunidad me hace rabiar de impotencia.
Harto me tienen, por no decir que hasta las pelotas. No sé si hay un defensor del consumidor o del ciudadano que ponga coto a sus tropelías, o alguna institución que acepte denuncias contra este género de intromisiones. Si la hay, den por interpuesta mi denuncia. A cambio de tanta desvergüenza, por la intromisión en mi vida personal, quiero reclamar 100.000 € para seguir pagando la conexión con quien me de la gana o mejor me cuadre.
Un amigo comentaba el otro día que él tampoco descuelga el teléfono en estos casos. Razonaba él que, puesto que telefónica le cobra un euro mensual por el reconocimiento de llamadas, quiere saber quién le llama o, al menos, desde qué número de teléfono. Yo, igual. Yo no hablo con desconocidos, que es algo que me enseñaron de pequeño…
Y, desde luego, como vuelvan a llamarme mientras hago la siesta del jubilata, es que les corto los huevos. ¿Está claro?

1 comentario:

  1. Haga lo que yo, don Juan josé: cada vez que veo en el teléfono "sin identificar", le pego una patada. ¿Qué le parece? ¡A mi no me vengan con bromas!

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