En la última anotación que hice en mi bitácora, el pasado día 4, amenacé con contar alguna de mis visitas culturales. Como en estas paginas no se ejerce más cesura que la que impone la limitación del propio ingenio, pienso hablar de Tarsila do Amaral. Ya va siendo hora de que nuestro barniz cultural reciba algunos brochazos que le den un poco más de lustre. Que se sepa que existió una pintora brasileña que vivió en primera persona las vanguardias parisinas e hizo sus armas con el cubismo, del que dijo que debería ser el servicio militar del artista moderno.
Tarsila era una niña bien – no nos engañemos – que recibió una educación afrancesada, moda entre las familias adineradas brasileñas. A ver qué jovencita brasileña viajaba a ese antro de pecado y perversión que era el París de los años veinte del pasado siglo. Pero Tarsila, además de ser de familia rica, era una mujer con temperamento artístico y asimiló las nuevas tendencias vanguardistas, a la vez que entró en contacto con el que los coetáneos llamaron "arte primitivo" (la pintura de Picasso está llena de ejemplos, p. e. Las señoritas de Aviñón), tan de moda en esos años ¿Su originalidad? Que plasmó las nuevas técnicas vanguardistas, junto con el primitivismo, impregnándolas con el colorido local del Brasil rural. Usa colores brillantes y contornos nítidos, propios de la cultura popular brasileña, con una expresividad de formas sencillas. Pero no se trata de una pintura que busque la simplicidad sino aunar las técnicas en boga con las formas populares.
Participó en dos movimientos de vanguardia puramente brasileños: la pintura Pau Brasil (Palo de Brasil), cuyo manifiesto fundacional fue escrito por Oswald de Andrade, su segundo marido. El otro movimiento es el que se definió como Antropofagia. Una asimilación de las vanguardias parisinas y un redescubrimiento del Brasil, su cultura, su flora, su geografía, sus etnias, su religión… En pocas palabras: asimilar las nuevas tendencias de las vanguardias manteniendo la tradición. O sea: pura antropofagia artística.
Como muestra, dejo aquí una copia de su obra Antropofagia: la cultura vanguardista europea “tropicalizada”, engullida por lo autóctono brasileño.
Las obras de Tarsila do Amaral estarán expuestas en la Fundación Juan March hasta finales de mayor y merecen que se les dedique un rato tanto a su contemplación como a la lectura de los textos que acompañan.
No me he extendido mucho ¿Eh? Cultureta no quiere decir plastífero.
Tarsila era una niña bien – no nos engañemos – que recibió una educación afrancesada, moda entre las familias adineradas brasileñas. A ver qué jovencita brasileña viajaba a ese antro de pecado y perversión que era el París de los años veinte del pasado siglo. Pero Tarsila, además de ser de familia rica, era una mujer con temperamento artístico y asimiló las nuevas tendencias vanguardistas, a la vez que entró en contacto con el que los coetáneos llamaron "arte primitivo" (la pintura de Picasso está llena de ejemplos, p. e. Las señoritas de Aviñón), tan de moda en esos años ¿Su originalidad? Que plasmó las nuevas técnicas vanguardistas, junto con el primitivismo, impregnándolas con el colorido local del Brasil rural. Usa colores brillantes y contornos nítidos, propios de la cultura popular brasileña, con una expresividad de formas sencillas. Pero no se trata de una pintura que busque la simplicidad sino aunar las técnicas en boga con las formas populares.
Participó en dos movimientos de vanguardia puramente brasileños: la pintura Pau Brasil (Palo de Brasil), cuyo manifiesto fundacional fue escrito por Oswald de Andrade, su segundo marido. El otro movimiento es el que se definió como Antropofagia. Una asimilación de las vanguardias parisinas y un redescubrimiento del Brasil, su cultura, su flora, su geografía, sus etnias, su religión… En pocas palabras: asimilar las nuevas tendencias de las vanguardias manteniendo la tradición. O sea: pura antropofagia artística.
Como muestra, dejo aquí una copia de su obra Antropofagia: la cultura vanguardista europea “tropicalizada”, engullida por lo autóctono brasileño.
Las obras de Tarsila do Amaral estarán expuestas en la Fundación Juan March hasta finales de mayor y merecen que se les dedique un rato tanto a su contemplación como a la lectura de los textos que acompañan.
No me he extendido mucho ¿Eh? Cultureta no quiere decir plastífero.
Veo que domina el arte brasileño de primeros de siglo, y por ende me extraña no leer en la pequeña reseña biográfica de Tarsila do Amaral (nada que ver con ese grupo musical español) la tormentosa relación que mantuvo con Dento María Pinheiro, el gran arquitecto de Río (nada que ver con las galletas del mismo nombre). Se dice que Picasso, al verla cogida del brazo del arquitecto de Río (repito que nada que ver con las galletas del mismo nombre) dijo con gesto despectivo: "Yo seré calvo, pero este tío es gilipollas". Que la historia (y no Garzón, por favor) juzgue a dónde llegaron uno y otro. Yo de la crítica a priori, llena de prejuicios burgueses, me río (y nada que ver con el grupo ese español del mismo nombre que Tarsila).
ResponderEliminarSaludos
Desconozco quién es ese presunto arquitecto, pero me parece un tanto frívolo entrar en un blog para dejar un comentario del tal jaez. Me gustan sus opiniones, pero creo que le sobran comentarios como el anterior. Gracias, don Juan José y siga así.
ResponderEliminarNo puedo decir cuánto me sorprende ver comentarios (jocosos o serios) a este post.
ResponderEliminarCuidado, mi heterónimo J. J. puede entusiasmarse en demasía.
De todas formas, gracias en su nombre.
Antonio, no he pretendido ofender a nadie. Por si no lo sabe, los blogs están para dar opiniones, frívolas u heterodoxas, siempre libres y, por tanto, sobran sus palabras. ¿No será que usted es familiar de Picasso?
ResponderEliminarMire usted: no se pueden hacer comentarios ofensivos contra los calvos y dudo que don Pablo Ruiz Picasso se mancillara su propia alopecia con tal improperio. Si usted se quiere burlar de los calvos, páguese publicidad en los autobuses, pero deje este docto ámbito libre de bufonadas, ¿no le parece a usted, don Juan José? Muchas gracias.
ResponderEliminar... Y lo mismo le digo a ese Viator.
ResponderEliminarEn Brasil tenemos un dicho que dice "Al carioco no le pidan kaipirinha". Viene de perlas para la intervención de este señor. Dado que este blog tiene otro gemelo, vayase a él, Sr. Moyano. Por cierto, Viator es el propio dueño del blog. Informese un poco más, caballero.
ResponderEliminarQué poco serio me parece todo esto. No sé a qué viene pelearse por un arquitecto brasileño que se lió con una pintora de su país. Vaya novedad...
ResponderEliminarDejen de pelearse como críos ¿No se dan que este blog lo ha montado un jubilado sólo para pasar el rato? Seguro que no sabe bien qué decir con todo este lío que han montado.
Como prima segunda de doña Tarsila, he de decir que ella nunca ha mantenido relaciones con arquitectos mas alla de encuentros ocasionales de baja intensidad. Ni con arquitectos ni con licenciados en Geografía e Historia.
ResponderEliminarReciban un saludo.
Tarufa de Praxiles.
Aquí nadie quiere mancillar el buen nombre de ninguna dama, así que creo que el asunto debería darse por zanjado. En cuanto a don Dento Mª Pinheiro, es un personaje que me interesa y estoy tratando de hacer algunas investigaciones respecto a su legado arquitectónico.
ResponderEliminarGracias por la colaboración de todos ustedes.
Tanto hablar...miren uds. Tarsila es tía mía por parte de hijo así que el que quiera saber algo real de ella que me pregunte, leñe. Y menos pelearse que aquí no hay quien duerma.
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