viernes, 26 de junio de 2009

¿Quién sabe de cuentas?

No me refiero a si sabemos las cuatro reglas que nos enseñaban en la escuela. Con conocimientos aritméticos básicos y una calculadora, cualquiera es capaz de echar números cuando se trata de saber cómo le va la economía doméstica. Pero no me refiero a eso. Me refiero a algo más complejo, como oculto en una nebulosa de difícil alcance, pero de interés común.
¿Cuáles son las cuentas que nos presentan nuestros políticos? Desde el alcalde de un pueblo con mínimos recursos hasta nuestros eurodiputados, pasando por los autonómicos y estatales. ¿En qué se gastan los dineros?
En Inglaterra saltó el escándalo cuando The Daily Telegraph puso en evidencia, ante los asombrados ojos de los ciudadanos ingleses, en qué se gastaban los dineros del contribuyente sus honorables representantes parlamentarios. Ahí va una pequeña lista: los Laboristas, teles de pantalla plana, pelis X, comida para perros; los Conservadores, reparación de pistas de tenis, limpieza de zanjas, cortes de césped… Para muestra, valen estos botones. Todo ello bajo el genérico epígrafe de allowance (subvenciones). Según leo, los miembros de la Cámara de los Comunes disponen de un salario mensual de 6.000 euros, más una prima de 26.700 euros anuales para pagar los gastos de alojamiento. Poco, según dicen, para sobrevivir en una ciudad tan cara como es Londres.
El escándalo no está en disponer de estas asignaciones, sino de que los honorables diputados, con cargo a este capítulo, han justificado gastos que nada tenían que ver. El escándalo, para el ciudadano medio, está en la opacidad con que se efectúan las justificaciones de gastos absurdos, en el rechazo obstinado de toda regulación exterior. Al ciudadano le niegan el derecho a saber en qué se gastan su dinero y, claro, se cabrea. Resultado: cinco ministros han dimitido, unos 60 diputados no volverán a presentarse a la reelección. Pero eso ocurre en Inglaterra.
En Francia, el diputado René Dosière está empeñado en saber cuánto gastan los políticos y en qué. Gracias a su empeño, algo se sabe. Leyendo Le Nouvel Observateur, uno se encuentra perlas como ésta: don Nico Sarkozy, a comienzos de 2008 decidió subirse el sueldo un 172% para equipararlo al del Primer Ministro, François Fillon, o sea, 22.249 euros brutos mensuales. Y eso que éste, el señor Fillon, dijo en 2007 “Estoy a la cabeza de un Estado en situación de quiebra”. Pues menos mal, porque en su gabinete hay 62 asesores; dispone de 23 vehículos, de los cuales 6 son para su uso personal; más 61 personas para su servicio de intendencia.
¿Y en el Parlamento Europeo? Los 736 eurodiputados disponen de un estipendio de 7.600 euros brutos mensuales. No demasiado, habida cuenta lo caras que salen Bruselas o Estrasburgo. Pero no todo son angustias económicas para los eurodiputados. De acuerdo con su nuevo estatuto, las jubilaciones serán del 100%, con cargo al presupuesto europeo. Sus desplazamientos se pagan según el valor del billete en clase turística, a lo que no hay nada que objetar. La cosa empieza a oler cuando uno se entera que eurodiputados (no sé si muchos o pocos) se desplazan en compañías low-cost, quedándose con la diferencia entre el valor de un billete convencional y el de bajo costo (hasta 1000 euros en viaje Bruselas-Roma). Además, disponen de 17.500 euros mensuales para contratar su personal auxiliar y de secretaría. Hay algunos eurodiputados rácanos que contratan becarios mal pagados y se quedan con la diferencia; otros colocan a la familia. Pero no todo va a ser un patio de Monipodio. Para que haya transparencia, la Presidencia Europea ha encargado al diputado Gérard Onesta una investigación que ponga luz en estas penumbras por donde se escamotean nuestros euros. Y dice Onesta: “si escribiera todo lo que sé hubiese hecho saltar cuatro veces el Parlamento”.
Pero parece ser que no todos los gastos habrá que justificarlos, tales como los “gastos generales”: 4000 euros mensuales para gastos administrativos (teléfonos, ordenadores, correspondencia…). Y otro pequeño negociete más para estirar el sueldo: los “honorarios por asistencia al consejo”, 298 euros diarios para gastos de hotel, restaurante y taxi cada día de asistencia. Listillos no sólo los tenemos en Celtiberia, también abundan en Bruselas y Estrasburgo, donde eurodiputados hay que llegan, firman la asistencia al consejo, se embolsan la propina y se van a sus quehaceres particulares. Como dice un vecino mío bastante rata: ¡Un euro…, al bolsillo!
Y se me dirá ¿qué coños nos importa a nosotros lo que gasten los políticos franceses o ingleses, incluso los eurodiputados? Pues, hombre, me hago cargo. Pero es que en las plurales Españas Autonómicas –que yo sepa, pero puedo estar mal informado–, nadie nos cuenta nada de todo esto. ¿Hay algún parlamentario que haya decidido recabar información respecto a los gastos de los cargos políticos? A mi me gustaría saber cuántos coches oficiales tiene a su disposición don Pepiño Blanco, y si le pagamos residencia oficial y de cuántos metros cuadrados, y en qué barrio madrileño; y cuántos asesores, y chóferes, y guardias de seguridad (¡Ah! eso no, que es información sensible); y si el personal doméstico se lo pagamos nosotros; y cuántos gastos de representación, y algunas cosas más. Y no es porque sea él en concreto, que no tengo ningún interés personal en ese señor. Pero ya puestos, agradecería una lista que incluyera todos los ministros con un desglose de gastos, como la que se ha publicado en Le Nouvel Observateur de esta semana (mi fuente de información).
Aunque sea por puro masoquismo, me gustaría saber por qué agujeros se escapan los dineros públicos. ¿Los periódicos de tirada nacional se meten en este tipo de averiguaciones? ¿Habrá alguna cadena de televisión que se meta en los entresijos económicos de los políticos, tipo “Callejeros”? Francamente, en época de crisis, de parados sin horizontes, de mileuristas multimasterizados y precarios, alguien debería tomarse en serio eso de la transparencia en los gastos públicos. Lo agradeceríamos tanto…
¿Puede extrañarse nadie de que la gente se quede en casa el día de elecciones? Que conste que un servidor sí votó en las europeas; desmoralizado, pero votó. Por eso lee y quiere saber.
Porque eso sí, leer ilustra mucho, aunque cabree.

Dice el texto que acompaña a la foto:
“Paracaídas dorado” 420.319 euros.
Es el total de las indemnizaciones por “mudanza y desplazamiento” a las que tendría derecho Jacques Barrot (foto) si dejase en octubre próximo la Comisión Europea.
Este “paracaídas dorado” propuesto para todos los comisarios (464.033 euros para el presidente Barroso) tiene por objeto “garantizarles el mismo tren de vida durante tres años al final de su mandato”, explica Pierre Du Cray, miembro de la asociación Salvaguarda de Jubilaciones y autor de un estudio sobre “las jubilaciones de millonario de los altos funcionarios europeos”.
Además, Jeacques Barrot, 72 años, podrá disponer de una pensión vitalicia de 4.728 euros mensuales sin haber cotizado.
Thomas Loubière.

2 comentarios:

  1. Esta es una gran vergüenza, mucho más que lo que otros critican respecto al fichaje (privado) de futbolistas, cosa que los amigos de los que mandan ya rentabilizarán con creces. Don Juan José, si a eso añadimos que cada voto que reciben en unas elecciones les supone un beneficio económico a mayores (¿sabe la gente lo que gana un partido por un voto?), pues que les den. Quiero decir lo contrario, ya me entiende.

    ResponderEliminar
  2. Muy soliviantado le veo, señor Moyano. Cuidado con la presión arterial, que ya no tenemos edad según para qué cosa.

    ResponderEliminar