El caso es que, desde diciembre pasado, yo tenía un bonito blog (una bitácora lo llamé) que había logrado montar con mucho esfuerzo y poca ciencia informática. Pues bien, parece ser que el condenado anda flotando por ahí, por el universo amniótico intenáutico, pero desconectado del cordón umbilical que le mantenía amarrado a mi teclado.
Y como tengo tanto de tesonero como de inútil, he vuelto a abrir otro donde voy a ir colgando todas mis "genialidades" de estas últimas semanas. Éste, por lo menos, tiene un correo electrónico útil. No como el anterior, que era inexistente.
En fin, con paciencia, pienso ir reconstruyendo éste y espero que no se emancipe antes de la mayoría de edad, como ha ocurrido con el anterior.
A ver qué pasa esta vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario