viernes, 22 de noviembre de 2019

Féminas o algo parecido.-


El caso es que el otro día, mientras hozaba en el pesebre mediático, me enteré de que una fémina de cierto renombre de la Sección Femenina de Vox, dijo desde la tribuna pública que coser botones empodera mucho a las mujeres. Entendámonos, para cualquier escuchante que no hile fino, vino a decir que, donde haya una buena costura para domesticar niñas (domesticar: de amaestrar en tareas domésticas), se quite la ideología de género feminista, lesboterrorista y tan perniciosa y contraria a los valores patrios y tradicionales del tipo "La mujer y la sartén en la cocina están bien".

Alicia Rubio creo que se llama la prócer voxeante, miembra (¡añorada Leire Pajín!) de la Asamblea de Madrid. La vi en el YouTube ese y, por caprichosa asociación de ideas, me recordó a la tan injustamente olvidada Sarah Louise Heath Palin. O sea, aquella gringa conocida en su momento como Sarah Palin, quien se presentó a las elecciones como vicepresidenta por el Partido Republicano USA en el 2008. Tuvo sus quince minutos de gloria – según el profeta de la mediocridad consumista, Andy Warhol – gracias a sus declaraciones reaccionarias de manual. Fue trending topic, con perdón del barbarismo, aquella contestación que dio a un bloguero vegetariano, según la cual, si Dios hubiera querido que los hombres fuésemos una especie herbívora, hubiera creado los vegetales de carne en vez de hierba.

Como se ve, pasa el tiempo pero hay humanos que, a fuerza de anquilosamiento ideológico, niegan en la práctica del día a día la teoría darwiniana de la evolución de las especies; por lo menos, de la evolución mental humana. Lo cual no tiene mucho de sorprendente. Hace un par de semanas, en el aprisco universal que es Facebook, se pudo ver que en Brasil se reunía una convención de terraplanistas a bombo y platillo. “Ordem e progresso”, sobre una esfera azul, es el lema de la bandera brasileña. Planisférico se quedó este jubilata cuando leyó la noticia.

Pero, en el fondo, a este jubilata aún le laten los atavismos del prehomínido previo a la revolución cognitiva. Fue el caso que participé en un torneo de ajedrez para principiantes y tuve como oponente a una señora. Con sutiles añagazas de hija de Eva, me hizo creer que apenas sabía mover las piezas y que era muy torpe para ese juego. La mirada de condescendencia que le eché no es para dicha y la empecé a aconsejar con afanes de macho protector. Pues bien, a media partida ya me había desarbolado y no me dejó más que el rey y cuatro peones. El pobre rey andaba huyendo por todos los escaques del tablero y los peones abandonados a su triste soledad. Lo malo no fue la derrota, sino que ésta fue sin revancha ni gloria. Ni siquiera tuve opción, como los tercios españoles derrotados en  Rocroi, a decir: contad los muertos.

Bien es cierto que la señora aquella demostró ser más hábil que yo y planeó jugadas inteligentes que no supe ver, pero si hubiera estado en su casa empoderándose a fuerza de hacer calceta, en vez de jugar al ajedrez en un curso de extensión universitaria, me hubiera ahorrado la humillación de ser eliminado en la primera partida del comienzo del torneo. Mi venganza secreta es que, al menos, no sepa pegar botones.

Pues hablando de féminas, esta vez de hominoideos, anda este jubilata leyendo un texto sobre el comportamiento de los chimpancés titulado La política de los chimpancés de un primatólogo de nombre Frans de Waal, quien observó durante años a una comunidad de estos simios en un zoológico holandés. 

Siempre damos por supuesto en las familias de animales la existencia de un macho alfa que gobierna la manada, cubre a las hembras, ahuyenta a los competidores adultos y somete a los más jóvenes. Pero se ve que en estos simios pantroglodytes, según clasificación filogenica (dicho sea para que se vea que uno algo ha leído), el papel del macho primero es un tanto azaroso. En la comunidad observada había una hembra ya de edad, de nombre Mamá, que hacía callar al hombre de la casa cuando este se ponía agresivo, e incluso se acogían a ella dos machos cuando se enzarzaban en una pelea y no se atrevían a llegar a las manos. Ella repartía abrazos y besos a los contendientes y estos quedaban calmados y tan amigos. Incluso, varias hembras se asociaban para destronar al macho dominante y poner en su lugar a otro de su gusto, aunque éste fuese más débil.

Quizás, el improbable lector pensará: Bueno, y a mí, ¿a qué puñetas me lo cuentas? Pues te lo digo, amigo, aunque hoy un poco impaciente lector, porque estos simpáticos animalitos comparten con nosotros el 98% de ADN. Se han quedado a un paso de ser “nosotros”. Un poco más y podrían ser votantes de Vox, coserse los botones de la camisa o ganar una partida de ajedrez (ellas, claro). Por si acaso, con ese resto de misoginia que nos queda a los jubilatas, herencia de la cultura judeocristiana, y tomándoselo prestado al Arcipreste de Hita, podríamos decir:

Siempre quis' muger chica más que grande nin mayor,
non es desaguisado del grand mal ser fuidor,
del mal, tomar lo menos díçelo el sabidor,
porend' de las mugeres la mejor es la menor.

Lo malo es si, pequeña y todo, te gana a coser y a lo que sea....

sábado, 2 de noviembre de 2019

Toma tres tazas.-


Cuando el gato de Cheshire se despidió de Alicia a su manera, esto es, desdibujando su cuerpo y dejándole su sonrisa, le dijo: me voy, que llego tarde. Ella le preguntó que a dónde llegaba tarde, y él, paradójico, contesto: No dónde sino cuándo.

Esta respuesta le ha dado algún quebradero mental al jubilata que esto escribe. Porque, si uno lo piensa despacio, no es en el espacio, sino en el tiempo, donde se puede llegar puntual o no a un lugar determinado. To be on time, o’clok, o algo así, según la omnipresente angliparla. Es el tiempo el que marca cuándo llegas al dónde: si antes, cuando debías, o bien lo has hecho con retraso. En nuestra experiencia de cada día, el lugar es algo sólido, sólito y permanente; es el tiempo fugaz el que decide si estás allí en su momento o fuera de él. Tempori aptari decet, hay que adaptarse al tiempo, dice Séneca. Y que perdone el improbable lector el derrape cultureta y los que seguirán.

Pues imagínese el improbable lector, si Alicia quedó perpleja ante la respuesta del gato sonriente, cómo lo estaba un servidor cuando abrió el buzón y encontró un montón de propaganda electoral. Como en plaza revuelta, allí había propaganda del PSOE, Podemos y Vox en amigable revoltijo postal. Y por partida doble: para la santa y para mí. 

Lo cual me obligó, de momento, a desentenderme de la paradoja espacio-temporal gatuna y centrarme en la paradoja política: si dar mi voto, aun siendo insuficiente para la futura estabilidad política, o no darlo y, como consecuencia - junto a miles de desilusionados - se mantenga la actual inestabilidad política. Tanto si lo doy, como si no, nada garantiza su utilidad por acción o por abstención. Tampoco estoy muy seguro de que lo anteriormente dicho sea una paradoja, una aporía o la conclusión biscornuta de un silogismo cornudo. Pero, sea lo que fuere, aparte que mi voto es una gota en el océano D’Hondt, ¿a qué me molestan con tanto papelote si, para colmo, nunca leo sus proclamas/promesas/programas?

Aunque esta vez he hecho una excepción por aquello de la novedad de nuevos contendientes en liza. “Querido compatriota”, dice el señuelo propagandístico de VOX. Buen arranque para convencer convencidos: llamar “compatriota” al destinatario de la misiva, que es tanto como decirle: estás en nuestro campo, eres de los nuestros, un patriota guay. Lleva implícito el mensaje: tú y yo somos un “Nosotros” porque hay a un “Ellos” adverso. 

Lo que, por extraña asociación de ideas, me hizo recordar aquello que explicaba el profesor de antropología sobre las células espejo en los homínidos: Lo que es igual no lo comas; lo que es desigual es comida o es enemigo. Y hay mucho “desigual” por ahí suelto: los separatistas de manual – estelados o no –, los inmigrantes ilegales gracias al maridaje de las mafias y las ONG’s subvencionadas, los delincuentes que te roban la casa, entran al juzgado por una puerta y salen por la otra, el adoctrinamiento de los niños por la dictadura progre, el plurisexismo promiscuo y el feminismo militante… En la variedad de enemigos está el gusto: De gustibus et coloribus non disputandum est, para gustos, colores.

Y ya puestos, nada como el paraíso social prometido por el PSOE: una legislatura con gobierno estable y capacidad de maniobra, y una tierra siempre prometida mil veces donde mana leche y miel, con un sistema público de pensiones blindado constitucionalmente, eliminación del nefando copago del poltrón Rajoy, sanidad pública de calidad y con recursos suficientes, educación para toda la vida, lucha contra la desigualdad social y a favor del feminismo, transición ecológica de nuestra economía y una ley de eutanasia para abandonar suavemente este mundo ideal tras luengos años de disfrute. Lo que, en lenguaje coloquial, se traduce en un prometer hasta meter. Una vez metido, si te he visto no me acuerdo. Lo habitual, pero es bonito y mola. Dulcia verba serit quien da buenas palabras.

Pero hay quien dice arrimar el hombro para seguir empujando el futuro, según lema de PODEMOS (Unidas). El sorpasso que se quedó por el camino, la coalición gubernamental que quedó en agua de borrajas, el asalto transversal al poder mediante las urnas que nunca fue, fueron coitus interruptus necesitado de la viagra de lo que esta vez presentan como “perseverancia”. Perseverancia que tiene mucho de fe, lo más próximo a la fe religiosa. Nadie persevera si no cree que su perseverancia en el esfuerzo le llevará a la gloria del poder; del poder cambiar, si no lo paradigmas sociales, al menos unos retoques que hagan sentirse importantes a las clases medias urbanas progresistas. Lástima que Sánchez no acabe de fiarse y el fiel de la balanza, llegado el caso, fluctúe entre C’s y PODEMOS (Juntas). In trutina mentis dubia fluctuant contraria…

Ansioso, espero que el cartero traiga, en los próximos días, las promesas de CIUDADANOS y PP. No dejaré de abrir el buzón de correos cada día hasta que este delicioso soma orweliano me libere de inquietudes preelectorales. Dicen que una gota de soma cura toda melancolía y tiene las ventajas del cristianismo y el alcohol juntas. La propaganda electoral también, mismamente. 

No quería caldo, pero tomaré tres tazas.