lunes, 25 de enero de 2016

La lupara y la tecla.-


Es conocida la anécdota de Felipe II recomendando sosiego (Sosegaos, sosegaos y decid qué queréis…) a quienes se presentaban ante él en audiencia, anonadados por la majestad del hombre más poderoso del mundo conocido. 

Un poco de sosiego en estos días de estratégicas componendas, de provisionales posiciones políticas de farol, de insinuadas alianzas y globos sonda a ver qué dicen los otros, no nos vendría mal a los ciudadanos. Lo digo porque el cotarro mediático y los mayorales del cortijo patrio andan propalando la sospecha de que el personal empieza a sentirse  arrepentido de haber votado lo que ha votado en diciembre pasado y haber convertido en olla de grillos eso de la gobernanza del país.

¡Sosegaos, coño!, entran ganas de decir a los omniscientes tertulianos de plantilla, a los periodistas de pesebre y fondo de reptiles y a los telediarios de chafarrinón y refrito. ¡Sosegaos, pardiez! Quinientos días estuvieron en Bélgica sin gobierno y el país funcionó tan ricamente; bajó el paro, subieron el PIB y el salario mínimo, aparte otras alegrías, ascendiendo varios peldaños la escalinata que lleva al paraíso neoliberal por delante del resto de Europa.

Aquí, igual. Paciencia y barajar, a ver si nos salen tríos y ases, porque Mariano ya sabemos lo que ha dado de sí y no es cuestión de repetir, que estraga. Veamos qué deciden los de naranja, los de morado y los de rosa en puño; cómo se lo montan, en qué cama se meten y con quién, si hay ménage à trois o acuerdo prematrimonial con divorcio pactado.

Y mientras tanto, a lo mejor se arregla lo del paro ello solito, Santiago y cierraespaña nos milagrea el país y desaparece la lepra de la corrupción, y los españolitos de a pie ganamos varios puntos en el índice internacional de felicidad. Todo menos echarse al agro y tirar de recortada para cazar al oponente político como si fuera alimaña dañina. 

Que parece mentira que haya que decirlo desde una bitácora de un jubilata: que el oponente político no es el enemigo al que eliminar físicamente, darle mulé y olvidarlo en la fosa común. Que luego los muertos son muy suyos y dan mucha guerra; que ya lo ves, los de las fosas franquistas salen de sus agujeros, reclaman sus fueros y niegan el olvido en que los teníamos. 

El de la camiseta con círculo morao y pantalones de mercadillo es un tipo al que unos millones de ciudadanos, a lo mejor amilagrados, tuvieron la ocurrencia de votarle a ver qué pasa cuando saltan por el aire las mayorías absolutas, tan cómodas para legislar, y se acabó el apretar el botón, repantigado en el escaño - traje sastre y corbata de seda - y hay que pararse a discutir una ley ("consensuar" lo llaman) todo el tiempo que haga falta. 

Ya te digo, colega, menos darle gusto al gatillo de la lupara y más darle a la tecla de explicar ideas; menos “después de mí el diluvio” genovés – que ya lo dejó dicho el Rey Sol y murió de venéreas – y más respeto por los ciudadanos que, hartos, votaron para botarles, porque prefieren los leones de las Cortes con rastas de perroflauta mejor que con sobres barceneros y fugas de patrióticos capitales a paraísos fiscales. 

Porque, la verdad, cada vez que aquí se habla de patria con muchos signos de exclamación y se carga la lupara, la gente se mosquea mogollón, o sea. Patriotas son los Pujoles y eso no les ha impedido ordeñar la ubre de la vaca Catalunya Llura hasta exprimirle el 3% de todo capital que se menea en aquella su madre patria; patriota es el hijo de los archipatriotas Aznares y eso no le impide recomendar a sus amigos de pasta larga y maneras de carroñero la ruina para esta España donde pululan rojos de diversos pelajes.

Porque lo de los desfiles con la cabra de la Legión y el zarzuelero "Soldadito español, soldadito valiente...." toca mucho la fibra patriótica y todo eso. Pero anda y háblale de ardores patrióticos al parado de larga duración, al desempleado sin subsidio para sobrevivir o al que no puede pagar el recibo de la luz en invierno... Luego hay gente que va y se queja porque algunos descarriados votan lo que votan y porque hay tanto podemita por ahí suelto que, para más coña, se pasa lo de la lupara por el círculo como si se tratase de la bravuconada  de un mosquetero avinado. 

Se ve que esos antisistema se conocen el soneto con estrambote que Cervantes le dedicó al túmulo de Felipe II:

...y el que dijere lo contrario, miente.
Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada
miró al soslayo, fuese y no hubo nada.

5 comentarios:

  1. ¡Bién, D. JJ! ¡Qué chamullar tan bien enjaretado! Me deja usted con la lengua destrabada y musitando una verba tal que afluente. Saludos desde mi palomar de la Dehesa.

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  2. Más que el amor, los unirá el espanto, como dijera Borges. Espero que se forme un gobierno progresista o algo así. Y sino, nuevas elecciones. Saludos desde la Argentina!

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  3. ¿Quién ha sido el perturbado que ha censurado este artículo?

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