lunes, 4 de marzo de 2024

Dudas sin método.-

Llevo estas últimas semanas consumido por graves dudas. Dudas sobre si dejar morir por inanición esta bitácora, viva ya desde el 16 de enero de 2009 y ya con 569 entradas.

De la misma forma que ahora tengo dudas respecto a si dar matarile por abandono a este sumidero de ocurrencias mías, las tuve entonces, al iniciar la aventura, no fuese a meterme en un charco en el que no sabía cómo chapotear por falta de experiencia en eso de las redes sociales. 

Pasé de la timidez y la duda iniciales a la gozosa autoestima de escribidor por libre (digamos “freelance”, ya que hoy emplearemos angliparla, sin que sirva de precedente) y a una euforia que no justificaba en absoluto el hecho de ser leído por algunos lectores incautos. 

Una vez que tomé carrerilla en eso de publicar ocurrencias porque siempre alguien las leía, no pasaba semana en que no inyectara en la blogosfera opiniones que nadie me pedía – pero que alguien leía, como ya he dicho: experiencias de viajes, marchas montañeras, visitas a museos, lecturas que, por interesarme a mí, daba por supuesto que interesarían a todo quisque, a menos que el ocasional leedor mío fuese de pocas luces neuronales. 

En fin, no sé si los psicólogos tendrán estudiado el perfil de los "influencers", los "youtubers", los pulsadores compulsivos del “I like – I don’t like”, la caterva de "woke" inquisitoriales que exigen el ostracismo a perpetuidad de quien abandona el rebaño del bienpensar ovejuno, los conspiranoicos de todo jaez, los terraplanistas irredentos, los negacionistas beligerantes de toda especie (con razón o sin ella), los embadurnadores con sopas de los cuadros famosos y, en general, todo espécimen humano que quiere sobresalir de la masa y atraer la atención de los media, siquiera lo que duren un par de telediarios.

Ya digo, no sé si habrá algún manual de psicología que explique todos estos comportamientos, pero sí sé que, dada la atonía y mediocridad vital de millones de poseedores de un móvil con conexión, siempre habrá alguna ameba humana dispuesta a destacar dentro de este barrizal exhibicionista en que se han convertido las redes sociales. Y un servidor debe de estar contaminado de ese tonto afán de notoriedad efímera, no tanto por tener "followers" de esos, como por reafirmar mi autoestima de jubilata con obsolescencia programada. 

Lo que me hace recordar – lo de la obsolescencia, digo – aquello que dijo de nosotros la señora Christine Lagarde, la baranda del B.C.E. (esto va en francogálico): "Les personnes âgées vivent trop longtemps et il y a un risque pour l’économie mondiale, il faut faire quelque chose, rapidement”. Que viene a decir que los viejos vivimos demasiado tiempo y somos un riesgo para la economía mundial, y que a ver qué coños hacemos con ellos.

O sea, en román paladino: lo que yo estoy dudando si hacer con esta bitácora: darnos matarile por pasiva, como hizo la Ayuso con miles de viejos de las residencias geriátricas cuando el pánico de la pandemia. 

Mira por dónde, no sólo emborronamos con nuestras ocurrencias la blogosfera esa, sino que la sobreabundancia de viejos pone en riesgo el delicado sistema económico mundial. 

Esa consideración sería suficiente para que, ya que nos empeñamos en morirnos tarde – y, por ende, ser un coste social inasumible –, al menos fuésemos discretos y no molestáramos con nuestras ocurrencias, lanzadas a los vientos internáuticos. Ya que somos depredadores de pensiones que sobrepasan los años de vida laboral por culpa de la longevidad, al menos, seamos discretos y no opinemos. Que no se note que existimos.

Pero este jubilata no está por la labor de la existencia silenciosa, al menos en las redes sociales y entre amigos, que es hasta donde me llega la voz. Y eso porque, que a causa de los años apilados desde que me nacieron en 1945, está uno expuesto a todos los vientos de la bobería humana del buenismo imperante, a todas las mezquindades de los intereses personales disfrazados de alta política (llámense Sánchez o Puigdemont), a todas las decolonizaciones ministeriales, de un impostado progresismo auto inculpatorio con arrepentimiento y compunción ante un pasado depredador. Y en particular, expuesto a esa desesperanza en el género humano que la edad provecta trae de serie. 

O sea que, de momento, esta bitácora sigue…

9 comentarios:

  1. Me parece muy bien que sigas. Un abrazo

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  2. Bravo! Claro que sí. Eres un gran y brillante escritor, tanto en fondo como en forma. Y, mira, eso no abunda en la blogosfera
    Un gran abrazo.

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  3. No queremos saber dónde están las llaves, no queremos saber qué cosa sea matarible, solo queremos, oh J.J, que siga, como oigo que rugen los pocos, que siga, que ruede la bola, como se decía en Radio Intercontinental, cuando lo de la joventú y que aquí podemos rememorar, con mi abrazo: https://www.youtube.com/watch?v=vq4IkI2KB_U

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  4. https://www.youtube.com/watch?v=vq4IkI2KB_U

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  5. La blogsfera esta más muerta que m
    los ojos de Espinete.

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  6. Juan José Aguirre, uno di noi.

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  7. Juanjo, te necesitamos aunque sea otros 500 relatos en esta bitácora de nuestros montes

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