domingo, 17 de noviembre de 2013

Gregarios.-

“El Señor, en su infinita sabiduría, creó a los humanos tontos del culo y gregarios”, eso es lo que afirma alguien a quien conozco desde hace tiempo. Un servidor, la verdad, no participa de ese optimismo trascendental que, así a primera vista, pudiera parecer pesimismo antropológico: el hombre es necio y ovejuno por naturaleza, y, encima, por voluntad divina.

Sepa el improbable lector, este conocido mío es un creyente y un optimista sin redención posible, y cuando habla de los humanos como seres adocenados y tontolculos (si puede decirse así) por designio divino, da por sentado que es lo mejor que ha podido ocurrirle a la humanidad para su supervivencia, manteniendo unos parámetros estándar de felicidad colectiva. Porque de eso se trata, de que los seres humanos participen de una dosis suficiente de necia felicidad como para no mandar al carajo el equilibrio social.

El hombre me lo decía paseando por el parque del Calero, entre la basura acumulada tras tantos días de huelga. Diré en un inciso que solemos pasear por el parque del barrio en ejercicio de nuestra condición de jubilatas desocupados y un tanto filosóficos. Comentábamos lo de la huelga de barrenderos y la frase le salió así, sin pensarlo, al observar una de esas bolsitas verdes con heces de perro que había al pie de una papelera volcada.

Tomó como ejemplo el asunto de la huelga para demostrarme que sólo el embotamiento, a nivel colectivo, de la capacidad intelectiva y el instinto de rebaño humano permitían que una huelga de basuras inundase la ciudad sin que las autoridades municipales movieran un dedo por buscar una solución. Con resignación borreguil los habitantes de esta ciudad aceptábamos la situación ante la ineptitud municipal.

En su opinión, en no menos de tres días desde el comienzo de la huelga, todo ciudadano responsable debería haberse dedicado a volcar contenedores, tirar papeleras y esparcir las basuras domésticas por las aceras. Porque no tenía sentido que algo tan básico como la higiene pública estuviese en manos de varias empresas privadas que, tras quedarse con la contrata de limpiezas rozando la baja temeraria en su licitación, pretendiesen ganar dinero a costa de los trabajadores y de los ciudadanos que pagamos las tasas municipales. Si el ganglio colectivo no estuviese embotado por designio de la divinidad y los cerebros individuales funcionasen a un régimen normal de revoluciones, lo lógico hubiese sido defender a quienes limpian nuestras basuras. Son ellos quienes mantienen en estado razonablemente digno las calles de esta ciudad, no quienes hacen negocio con la mierda colectiva.

Pero eso supondría un grave desequilibrio del orden social establecido que afecta a los designios divinos. Por eso, el gregarismo y el ejercicio de la inteligencia en niveles de mera supervivencia hacen que los humanos segreguen un a modo de sedante encefálico que les permite aceptar cualquier atropello de sus derechos más elementales. Y tal cosa no se podría lograr al unísono entre tantos y tantos miles de personas a menos que un designio superior así lo hubiese determinado desde la eternidad.

Su argumento, que solo esbozo de modo sucinto, le sirvió para entrar en asuntos teológicos. Trataba de demostrarme que la conjunción de asuntos aparentemente tan incongruentes como una huelga de basuras, la codicia empresarial y la ineptitud de los gestores políticos no son frutos del azar sin la prueba palpable de una voluntad superior que mantiene a esta sociedad en un equilibrio precario, pero razonablemente perfecto. Un servidor lo deja dicho aquí, pero en huertos teológicos no se mete.

Pensando en estas cosas mientras veía el telediario, este jubilata no acababa de ver clara la relación entre los peinados de doña Botella y los designios divinos. Porque puede que la divinidad sea omnisciente, pero el  gusto estético de sus adeptos deja que desear bastante...

1 comentario:

  1. Edelmiro Wilson Cañete Bol18 de noviembre de 2013, 12:57

    No voy a defender los peinados de nadie, pero una foto según se atusa uno la melena puede ser poco significativa del diseño peluqueril que luce, como decimos acá.
    Saludos.
    Respecto a la basura por las calles, es una vergüenza con muchos más responsables de los que usted dice.

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