martes, 7 de octubre de 2014

Cobayas.-


“Gracias por haber participado en esta investigación clínica. Quizás usted no recuerde haber dado su consentimiento, pero fue enrolado en diciembre de 2007, al comienzo de la gran depresión. Su tratamiento no ha sido administrado por médicos o enfermeras, sino por políticos, economistas y ministros de finanzas. En el marco de este estudio le han hecho seguir, lo mismo que a millones de personas, uno de los dos protocolos experimentales siguientes: austeridad o reactivación. La austeridad es un medicamento destinado a reducir los síntomas de la deuda y del déficit para tratar la recesión. Consiste en disminuir los gastos gubernamentales en materia de cobertura médica, de asistencia a los parados y de ayuda a la vivienda.”

“Si ha recibido una dosis experimental de austeridad, habrá notado, seguramente, profundos cambios en el mundo que le rodea. Si, en cambio, forma parte del grupo de la reactivación, su vida, posiblemente, no ha sido alterada por el paro y la recesión. Incluso es posible que se encuentre con mejor salud que antes de la crisis…”

Así comienza el artículo Cuando la austeridad mata (Las consecuencias sanitarias de las políticas económicas), publicado por Le Monde diplomatique este mes de octubre. Es lo que tiene dejar de rascarse el ombligo con las noticias domésticas tan llenas de fervores nacional-periféricos que hacen olvidar la realidad de los males sociales, que uno acaba enterándose de haber sido sometido a un experimento quirúrgico-económico. Bueno, un servidor y también el improbable lector: todos convertidos en conejos de indias a los que nos han extirpado derechos sociales: hoy te privatizo hospitales, mañana te recorto ayudas a la dependencia, anteayer te podé los derechos laborales, y así.

El artículo toma los dos ejemplos europeos más contrapuestos del experimento: Islandia y Grecia. El segundo es ese tratamiento para caballos que la Cirujana de Hierro Merkel y su equipo de guardia nos ha impuesto para salvarnos del virus que, previamente, nos inocularon cuando lo de Lehman Broders y las subprimes aquellas. 

Dice el refrán español que quien bien te quiere te hará llorar, y mucho nos deben querer el FMI, el BE, la UEE y sobre todo nuestro gobierno cuando nos tienen quejumbrosos con lo amargo de su medicina. Pero ya se sabe que lo hacen para curarnos de aquel absurdo optimismo de cuando nos creíamos que la educación, la sanidad, los derechos laborales, eran un bien que nos habíamos ganado con el esfuerzo de  las generaciones que nos precedieron; bienes que pensábamos dejar en herencia a las siguientes generaciones. Ahora sabemos que no era más que un préstamo con intereses usurarios que nos vemos obligados a devolver, so pena de desahucio.

Pero no, no éramos más que lustrosas ratas de laboratorio en las que experimentar nuevos medicamentos que demuestren la eficacia de la ideología neoliberal. Y con el fin de que aceptemos la medicación sin rechistar, ahí está la sabia advertencia que a los ciudadanos del Sur hizo la doctora Merkel, quien dijo refiriéndose a Grecia: Estos países pueden ver que el camino iniciado por Grecia no es fácil. Por lo tanto, harán lo que puedan por evitarlo.  Claro aviso para convalecientes díscolos. Por eso nuestro Mariano sigue el tratamiento con tanta sumisión.

Por eso, también, esa resistencia que nació de las asambleas callejeras, de los 15 M, de los Rodea-el-Congreso y mareas de distintos colores que han brotado como sarpullido un poco por todas partes. Un virus resistente, una especie de inmunodeficiencia que por estas tierras recibe el nombre de Podemos, y en Grecia, de Syriza. Si siguen tomándonos por conejillos de indias, quizás estos sarpullidos terminen convirtiéndose en un ébola inmune a toda la farmacopea neocon y a ver qué hacen los Marianos de plantilla con la sanidad desmantelada. “Los experimentos, con gaseosa”, dijo Eugenio D´Ors.

Un servidor, desde su atalaya jubilata, así lo ve y así lo dice. ¿No será contagioso,verdad, doctora?

1 comentario:

  1. José Luis Corcuera Cuesta, ex ministro del Interior, ex electricista 24 horas11 de octubre de 2014, 10:39

    Perdone, pero éso de los experimentos con gaseosa, lo dije yo.Y menos mal que me leo todos los blogs y detecto estos errores... Un cordial saludo.

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