viernes, 16 de enero de 2009

A la guerra, zapatilla

Casi parece un chiste la entradilla, pero no. Esta mañana he ido a la “manifa” para protestar contra la guerra de exterminio que mantiene Israel contra los palestinos de Gaza desde hace tres semanas. No es que uno sienta una especial simpatía (ni especial, ni de ningún tipo) por Hamás (acrónimo de Harakat al-Muqáwama al-Islamiya), organización a la que la Human Rights Watch acusó de crímenes contra la humanidad en 2002, y la Unión Europea declaró organización terrorista el 21-12-2005.Según criterio comúnmente aceptado, un voto no legitima a una organización terrorista. No obstante, no lo aplicamos de igual forma al Estado de Israel. Ya hemos olvidado que Isaac Shamir, Primer Ministro en 1983/84 y 1986/92, procedía de la organización terrorista sionista Irgun y fue responsable de los asesinatos del ministro de Estado inglés para Oriente Medio lord Moyne y del representante de la ONU para la zona, Folke Bernadotte, en 1948. Esta misma organización terrorista fue responsable de la voladura del hotel King David en julio de 1946, donde murieron 91 personas. También hemos olvidado que el padre de la patria israelí Ben Gurión no veía nada inmoral en desplazar a las comunidades palestinas para lograr tierras donde se instalasen las comunidades judías. Ejemplo práctico de esta política: la matanza de Derr Yessim, donde las organizaciones terroristas Irgun y Stern arrasaron la aldea y aniquilaron a las 254 personas que no pudieron huir. Y los ejemplos abundan, no hay más que dar un repaso a los libros de historia en lo que respecta al nacimiento del Estado de Israel.En fin, uno, que es ciudadano pacífico y se horroriza ante los sufrimientos del pueblo palestino y la frialdad de sicario con que Israel elimina a sus vecinos en nombre de la seguridad de sus ciudadanos, decide que está a favor del más débil. Por eso, sale esta mañana de domingo a la calle y se manifiesta en paz. Su rabia y su impotencia no van más allá que a lanzar simbólicamente –ni piedras tiene a mano- esa zapatilla, que cuelga de un palo que lleva un manifestante (como se ve en la foto), contra los tanques israelíes.
Y ya está bien, que esta bitácora no nació para el compromiso político, sino para ir dejando impresiones de la vida diaria de un jubilata. Jubilata que, como el romano Terencio, piensa: Homo sum, nihil humanum alienum a me puto. Por eso lo de la entrada de hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario