domingo, 17 de enero de 2010

Una caminata a orillas del Manzanares.-


El Manzanares es un río que siempre ha despertado cierta conmiseración, si no desprecio, por lo menguado de su caudal, hasta el punto de que le han llamado “aprendiz de río”. Sin embargo, hasta llegar a Colmenar Viejo es un auténtico río de montaña y caminar a su vera en el tramo que va desde este pueblo hasta Manzanares el Real resulta de lo más interesante desde el punto de vista paisajístico y por el aprovechamiento de sus recursos hídricos. Nos hemos calzado las botas de senderistas este pasado sábado para remontar el río por su orilla izquierda, siguiendo la llamada Senda Real, con un suave y continuo desnivel de unos 300 metros que va ganando altura hasta llegar a la cola del embalse de Santillana. Esta Senda Real se identifica con el GR 124 y también con el “camino de Santiago” que han hecho nacer en Madrid y atraviesa la Sierra para entrar en tierras segovianas a la altura del puerto de la Fuenfría. A lo largo del recorrido hecho pueden verse las balizas del GR y las flechas amarillas que marcan el camino jacobípeta.
Al poco de ponernos en marcha llegamos a la presa del Grajal, inaugurada en 1908. Fue un proyecto hidráulico que tenía por finalidad proporcionar agua y energía eléctrica a la zona norte de Madrid, dentro del plan hidrológico dirigido por el marqués de Santillana. Próximo a ella, el puente del Grajal que formaba parte de una vía militar construida por los árabes en la Edad Media. Y curso arriba, la central eléctrica de Navallar, que entró en funcionamiento en 1900 y fue la primera que proporcionó luz eléctrica a la ciudad de Madrid. Una placa conmemorativa en el actual edificio, remozado en 1950, recuerda el hecho.
A lo largo de este tramo del río había abundancia de molinos hidráulicos y batanes que quedaron obsoletos desde el momento que la electricidad permitía instalar nuevas fábricas más próximas a las poblaciones. En nuestro caminar nos hemos tropezado con las ruinas de un antiguo batán, todo él construido en buena piedra de sillería.

Todavía pueden verse tres arcos de medio punto semienterrados por donde desaguaba el caudal que movía los ingenios. Un pozo en forma tronco cónica, todo él forrado de sillería, situado un poco por encima del conjunto, recogía el agua que servía para mover la maquinaria. Actualmente el pozo está semi cubierto por la maleza y el incivismo de algunos ha hecho que su interior se vea convertido en un basurero con bolsas de plástico y desperdicios. La desidia por nuestro patrimonio es proverbial y da grima.
Nuestro camino continúa hasta cruzar bajo el viaducto que soporta la carretera que lleva a Manzanares el Real y allí cruzamos el río por un viejo puente de un arco de medio punto, pero que no es el conocido puente del Batán, que está un poco más arriba. Pasamos junto al lugar llamado Valderevenga y de allí al alto del Enebrillo, donde nos pelamos de frío mientras comemos el bocata preceptivo en todas las marchas montañeras. Un rato después, llegamos a Manzanares caminando sobre la vieja carretera que cruza por la cola del embalse.
El paisaje a nuestro paso es adehesado, con abundancia de encinas y enebros arbustivos, aparte la vegetación de ribera junto al río. El monte bajo lo constituyen matas de jara pringosa, rodales de cantueso, matas de mejorana y tomillo, enebro rastrero, algún lentisco… De aquí a pocas semanas, en cuanto empiece a barruntarse la primavera, todas estas plantas aromáticas empezarán a florecer y el ambiente se impregnará de ese característico aroma a monte que uno encuentra al pie de la sierra madrileña.
Con la intención de volver a calzarme las botas y andorrear los montes, regreso a casa y me apunto a la siguiente salida, que nos llevará de Canencia hacia lo alto de la Cachiporrilla, y de allí al valle de Lozoya, para terminar en Rascafría. Y es que uno no hace más que llegar a casa, darse una ducha y ya está echando de menos los espacios abiertos.
Ya lo dice el refrán: “El jubilata tira al monte…”

1 comentario:

  1. Angustias Carnicero19 de enero de 2010, 9:14

    Yo, como semianalfabeta en la materia, me quedo pasmada ante tanto nombre de planta... ¿No será que se los inventa? Y esos nombres de "la cachiporrilla"... Yo tengo un mapa de carreteras Michelin y ahí no viene ningún nombre de esos... Pero, permítame que se lo diga, usted escribe muy bien.

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