De verdad, a los jóvenes no hay quien les entienda. Nos tenían tan acostumbrados al tópico de la falta de compromiso, de su incapacidad para reaccionar ante la injusticia, a que el botellón fuera el único estímulo que les empujara a reuniones multitudinarias y, de repente, deciden echarse a la calle para decir que a esto ya no juegan.
Lo dicho, este jubilata no sale de su perplejidad al ver cómo los jóvenes transitan del botellón a la rebelión cívica y, por si acaso, se limpia la legaña del prejuicio; no sea que el impulso de la Historia pase por su lado y él no se entere.
Recuerdo que, en mis marchas serranas, a veces coincido con un montañero veterano, quien acostumbra a decir: no hay jóvenes como los de antes, ni viejos como los de ahora. Pero se ve que este no es el caso.
Que no juegan a ser mano de obra provisional y mal pagada; que no juegan a tener que vivir de sus padres hasta pasados los treintaytanto; que no juegan a votar a políticos instalados en el poder y que viven de espaldas al pueblo que les aupó al sillón de mandar; que no les hace ninguna gracia ver cómo su porvenir está hipocetado por manos del FMI, del BCE, de una CE inoperante, del selecto Club G20, de los banqueros y especuladores que juegan con los recursos de las naciones. De, en fin, la clase política que, a todos ellos, les hace el caldo gordo para seguir en la poltrona.
Pues sí, han dicho que no a la corrupción, al engaño, a la palabrería vacua..., y a este jubilata se le tambalean los tres o cuatro prejuicios que tenía sobre la juventud. Y se le tambalean porque, por aquello de no esforzarse mucho en pensar, tomó el camino más cómodo; el de dar por supuesta la afición juvenil al botellón y, ni por asomo, a la rebelión.
Este cambio abrupto de rumbo debe ser -pensaba el jubilata, que aún se resistía a apear sus prejuicios- cosa de de los impulsos juveniles, de las vaharadas de testosterona en los morrokos y de su equivalente en las féminas jóvenes; fruto de la irreflexión, un pronto pasajero, una pasada de revoluciones momentánea, que acabarían en un kalimocho y unas risas entre coleguitas... Pero los hechos son tozudos y los jóvenes, por lo que se ve, también.
Además, el jubilata, que no acaba de entender a los jóvenes desde que él perdió la noción de haberlo sido alguna vez, pensaba que son unos desconsiderados con la clase (la Casta, según malas lenguas) política: Cómo se les ocurre echarse a la calle por miles y, encima, hacer una plantada en la Puerta del Sol, delante del despacho de la Espe, y decir que se quedan allí hasta el día de las elecciones o hasta que política y corrupción no sean términos sinónimos. ¿Y si cunde el ejemplo - que sí está cundiendo- en otras ciudades españolas? ¿Y si a nuestros vecinos irlandeses, portugueses o griegos les da por lo mismo? ¡Cuanta irresponsabilidad!
Como si los políticos no tuvieran bastantes preocupaciones. En plena campaña electoral, cuando tienen que dedicar todas sus energías a ganarse el sillón de la prebenda municipal o autonómica; cuando tienen que dedicar todas sus energías a buscar los insultos más certeros para descalificar a sus oponentes; cuando tienen que asistir a mítines en pueblos donde nunca han pisado; cuando tienen tantos niños que besuquear, tantas manos sudadas que estrechar, tantas palmadas en el hombro que dar a tipos perfectamente vulgares. Y, a lo peor, hasta tienen que viajar en el metro, o entrar en el mercado municipal y enterarse de a cómo está el chichariilo que cena el parado... Ya digo, estos jóvenes son unos desconsiderados.
Y, encima, en vez de informarse por los canales adecuados: la prensa adicta a los intereses de sus patronos, la tele de la Espe, del Camps o del baranda (PPSOE) autonómico que sea, recurren a las redes sociales esas que proliferan en Internet ¡Juventud irreflexiva! ¿Pero, no sabe que las carga el diablo? ¿Es que no se da cuenta de que, por su culpa, han caído matusalenes políticos tan bien asentados como Ben Alí y su familia de trileros, en Túnez, o el omnipotente Moubarak egipcio, y que otros autócratas se tambalean?
Aprendices de brujo, se inventan juguetes peligrosos como Annonymus, Piratas, Democracia Real Ya, Acampadasol y otras que el jubilata ignora. Por si fuera poco, esos ilusos de Nolesvotes, empeñados en que a los partidos que se turnan en el poder es mejor botarlos con nuestro votos que votarlos. Y todo para influir en un sistema que funcionaba tan ricamente sin contar con ellos...
Lo dicho, este jubilata no sale de su perplejidad al ver cómo los jóvenes transitan del botellón a la rebelión cívica y, por si acaso, se limpia la legaña del prejuicio; no sea que el impulso de la Historia pase por su lado y él no se entere.
Recuerdo que, en mis marchas serranas, a veces coincido con un montañero veterano, quien acostumbra a decir: no hay jóvenes como los de antes, ni viejos como los de ahora. Pero se ve que este no es el caso.
Bueno, ya se sabe, la juventud es una enfermedad que se pasa con el tiempo... No, hablando en serio, el movimiento M-15 o como se llame me recuerda mucho al "que se vayan todos" que atronó en Argentina en 2001. Espero que por allá lo manejen mejor que nosotros... porque acá no se fue nadie...
ResponderEliminarAlbur!!
Leo el primer párrafo y ya estoy en desacuerdo: ¿cree ustes, de verdad, que esos son "los jóvenes"? Así, todos o casi todos. Puntualice un poco más, D. Juan José. A mí me da que son unos "determinados" jóvenes. ¿Usted se acuerda de la universidad? También diría usted que todos los jóvenes corrían delante de los grises... Hay muchos jóvenes y muchos políticos. De los políticos, no sé si se salvará alguno, pero de los "jóvenes" sí, y me da que ahora están estudiando o trabajando y no de fiesta-guay en la Puerta del Sol. Estos jóvenes desconocidos para usted son ya viejos amigos, hombre. Son los del pañuelo de Arafat, los de las manis de insumisos, los del no a la guerra que no se les diga...
ResponderEliminarTodos "perroflauta", verdad señor Antonio Moyano? Siga usted en su agujerito y no se me asuste.
ResponderEliminarBonita expresión la de perroflauta, pero no creo que sean de ese tipo. Son de los solidarios que les echan moneditas a los perroflautas. No sé si serán estos últimos de su "ética y estética", pero por las fotos no parece...
ResponderEliminarHola Juanjo, los movimientos tipo 68' o 'quesevayantodos' tienen muchos tipos de sangre, pero claro está que en su serno hay gente muy bien posicionada, muy bien dotada para hacer cambios, muy bien intencionada y porqué no, unos pocos que no deberían ni acercarse (oportunistas).
ResponderEliminarLo que no llego a entender es como el PP sacó tantos votos, pero bueh...estamos lejos para saber.
Un abrazo solidario desde Uruguay